Melchor disfrutó de lo lindo arrojando caramelos lo más lejos posible. :: CRISTÓBAL
Jerez

La lluvia respetó a Sus Majestades

En un año marcado por la crisis, la Cabalgata estrenó tres carrozas y desplegó vistosidad. El desfile completó su itinerario habitual y entre 80.000 y 100.000 personas disfrutaron de la víspera de Reyes

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Como hicieron ayer Carlos, Carmen, Ana, José Antonio y María, miles de niños jerezanos -y no tan niños- pudieron disfrutar de la tradicional Cabalgata de Reyes sin que el cielo aguara la fiesta. Como cada año, el colorido, la música y toneladas de caramelos fueron los protagonistas de esta cita ineludible del 5 de enero. De forma muy acertada, la Delegación municipal de Cultura y Fiestas decidió unas horas antes que la comitiva realizara el recorrido largo y no el abreviado previsto en caso de que el temporal hiciera de las suyas, como ha ocurrido durante todas las navidades.

El horario se cumplió desde las cuatro de la tarde, momento en la que Sus Majestades fueron coronados en el Alcázar en un acto solemne y emotivo al que acudieron numerosas familias. Inmediatamente, Melchor (encarnado por Antonio Padillo), Gaspar (Francisco Romero) y Baltasar (Ana María Sabido) se trasladaron al lugar de salida de la Cabalgata: el parque González Hontoria. Así, justo a las cinco y media se abrían las puertas de hierro del recinto para que el cortejo enfilara la concurridísima avenida Álvaro Domecq de camino al centro de la ciudad. Es en este espacio más ancho y cómodo donde muchas familias con niños de corta edad deciden presenciar la Cabalgata para evitar aglomeraciones desde que hace tres años el Ayuntamiento cambiara el lugar habitual de salida (taller de Fiestas de la calle Muro) y optara por una nueva ubicación. De hecho, mucho antes de que los agentes de la Policía Local -que, como habían anunciado, realizaron sus labores de control con toda normalidad- cortaran la vía al tráfico de vehículos ya eran muchas las personas que esperaban en las aceras a que diera comienzo el desfile.

Atractivo

Abrieron la comitiva los tuaregs a caballo, que fueron el precedente de una espectacular composición en la que destacaban las carrozas articuladas con movimiento. De las 19 que conformaban el dispositivo (una más que el año pasado), los tres tronos reales eran nuevos. Además de las carrozas, siete pasacalles y nueve agrupaciones musicales (entre ellas, una banda de gaitas) amenizaron el cortejo durante todo el recorrido.

La vistosidad de las composiciones elaboradas por Fiestas no restaron protagonismo a los animales, que cada año despiertan la curiosidad -y en algunos casos, el miedo- de pequeños y mayores. En esta ocasión, la cabaña estuvo formada por 25 caballos, diez burros cargados con naranjas, tres camellos y un carro de mulas.

Con un ojo puesto en el cielo y las manos en los sacos de caramelos y juguetes, Melchor, Gaspar y Baltasar completaron el recorrido acompañados por un millar de figurantes que repartieron 22.000 kilos de caramelos (de los que 1.000 eran sin gluten para celíacos que fueron distribuidos en puntos estratégicos). El cortejo estuvo perfectamente cohesionado y organizado desde el principio del itinerario gracias al espacio del que disponen en el interior del parque González Hontoria entre Ifeca y la puerta principal de la avenida Álvaro Domecq. La Cabalgata tardó alrededor de dos horas en alcanzar la calle Larga.

Como es habitual, las tres carrozas reales -sobre todo, Baltasar (Ana María Sabido)- fueron las más vitoreadas por el público y mayores y pequeños se desgañitaron pidiendo caramelos y juguetes. Muchos de los asistentes emplearon sus paraguas colocados del revés, ya que no llovía, para acaparar más golosinas que nadie y llenar las bolsas que traían preparadas desde casa.

Otra de las novedades del cortejo de este año fue el cambio de ubicación de la carroza del Ratón Pérez, que el pasado enero iba al final de la comitiva y que en esta ocasión estaba colocada casi al principio. El personaje de Padre Luis Coloma forma parte de la Cabalgata de Reyes desde la última edición en homenaje al escritor y a la universalidad de su historia. Para cerrar, una carroza con mensaje directo a los niños: un bebé durmiendo en su cuna a la espera de la llegada de los Reyes Magos.

Los cabezudos, varias bolas humanas, romanos, la marmita de Panoramix y los personajes de Astérix, la carroza del Cartero Real y la de la Estrella de la Ilusión fueron algunos de los componentes del desfile que, aunque fue leve, no se salvó de un pequeño incidente: el tractor de una de las carrozas sufrió un incendio que un operario apagó rápidamente con un extintor y que no supuso ningún retraso para la Cabalgata.

Adoración real

Una vez completada la calle Sevilla, la Cabalgata continuó repartiendo ilusión por el Mamelón, la calle Ponce, Guadalete, Porvera, Larga, plaza Esteve, Corredera, plaza de las Angustias, calle Santísima Trinidad, Medina, Honda y Santo Domingo. Fue en el Belén Monumental donde, tras cuatro intensas horas de un recorrido que por fortuna la lluvia decidió respetar, los Reyes Magos realizaron la tradicional Adoración para dar por concluido el itinerario de 2010.

Tras completar el acto solemne ante una abarrotada Alameda Cristina, Melchor, Gaspar y Baltasar se despidieron de los jerezanos hasta el año que viene y cambiaron los tronos reales por un autobús urbano que los llevó a trasmitir la ilusión a los niños ingresados en el Hospital de Jerez que no pudieron disfrutar en vivo de la Cabalgata debido a sus dolencias.

Para todos

Los Reyes Magos no sólo desfilaron por el centro de la ciudad sino que repartieron también ilusión y presentes en instituciones como el Centro de Acogida San José. Horas antes de la Cabalgata, el delegado de Bienestar Social y del Mayor, José Manuel Jiménez, acompañó a Sus Majestades en esta visita tan especial.

En esta ocasión, tres de los propios residentes del centro encarnaron a los Reyes Magos: Melchor (Dolores Cavilla), Gaspar (Heriberto Hedrera) y Baltasar (Antonia Pérez), acompañados por el paje real (Cristina Luna).

Los Reyes repartieron regalos y dulces entre sus compañeros mientras que el coro del Centro de Día de Personas Mayores interpretaba los típicos villancicos jerezanos. Para terminar, todos los residentes de San José celebraron una comida de hermandad.