Sociedad

Arde Orión

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Una sopa de sobre con sabor a estrellas, la amalgama de materia y no materia que forma el Universo, la esperanza entre tinieblas en el fondo del 'San Francisco en meditación' de Zurbarán... La poética puede acercar al hombre al infinito. Y también la ciencia, que trae esta imagen recién parida en el novísimo observatorio VISTA de Paranal, en el desierto chileno, un ojo metálico de tres toneladas con 67 millones de píxeles. El pie de la imagen se explica, aunque no se logre comprender. Porque cuesta imaginarse desde la fría parada del autobús de camino al trabajo que la Nebulosa de la Llama -ese es su nombre- estalla en un guateque de estrellas jóvenes y calientes. Que latió como un corazón gigante sobre el cinturón de Orión a un millón y medio de años luz del flexo de la oficina, los faros de los coches y los mecheros de los conciertos. Que NGC 2024 es una ensalada de iones de hidrógeno recombinándose, un foco oculto bajo el polvo estelar que sólo se puede ver con un telescopio de infrarrojos como el VISTA. Que Roy Batty avisara en 'Blade Runner' que había visto atacar naves en llamas más allá de Orión y rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Y que nadie le creyera.