Piscina de leche. Uno de los estanques artísticos del chino Ai Weiwei. :: M. B.
Sociedad

Un arte muy nutritivo

El artista chino Ai Weiwei llena de leche y café las piscinas del pabellón Mies van der Rohe de Barcelona

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Tiene proteínas, glúcidos y vitaminas. Pero además puede llegar a colmar las más elevadas finalidades estéticas. A la lista de propiedades nutritivas de la leche habrá que añadir a partir de ahora su capacidad para convertirse en objeto de arte. Es la propuesta del artista chino Ai Weiwei (Pekín, 1957), que ha sustituido el agua de las piscinas del pabellón Mies van der Rohe en Barcelona por 9.000 litros de leche y 5.000 litros de café.

Weiwei dice que lo ha hecho porque quiere hacernos reflexionar sobre «la utilización de los edificios y sobre la concepción que tenemos de ellos como espacios únicos e inalterables». Así que habrá que ponerse a ello. ¡A reflexionar! Mientras tanto, nos da una pista. El uso de elementos perecederos como la leche y el café en una construcción aparentemente estática nos recuerda, según el artista chino, que el pabellón «sigue estando vivo», pues el arquitecto Mies van der Rohe lo diseñó pensando en la fuerza orgánica de los materiales que lo conformaban: el vidrio, la piedra, el acero, el mármol.

Las obras de Weiwei, que vive en Estados Unidos, no se caracterizan precisamente por ser anodinas. Recicla bicicletas, mesas y camas o pone un tapón de Coca-Cola a un jarrón tradicional chino, muy en la onda del famoso urinario de Marcel Duchamp. Tampoco sus ideas ni sus críticas al régimen chino pasan inadvertidas. Y tiene más que motivos. Su padre, el poeta Ai Quing, estuvo confinado en un campo de trabajo junto a su mujer y al propio artista, que vivió cinco años encerrado. Durante los Juegos Olímpicos de Pekín, fue muy duro con los creadores que colaboraron en su organización, como los cineastas Zhang Yimou y Steven Spielberg.

Lo cierto es que el resultado del experimento de Barcelona es apabullante. La piscina inundada de leche, junto a la entrada del pabellón, ofrece un espectáculo visual sobrecogedor. El blanco intenso desborda el recinto, que se ve transformado por una extraordinaria luminosidad. El visitante bien puede tener la impresión de que ha viajado a un paraje irreal, donde un estanque que parece estar cubierto de nieve en realidad contiene un extraño líquido, de belleza deslumbrante.

Dentro del pabellón, un penetrante olor recibe al visitante. Bajo la delicada escultura de bronce de Georg Kolbe yacen unas inquietantes aguas de tonos marrones. Podría ser barro, pero el sentido olfativo indica que el estanque contiene en realidad miles de litros de café. Los grumos de la moca dibujan formas parecidas a las que contienen los mármoles de las paredes. Weiwei reconoce que está especialmente «satisfecho» con los «nuevos reflejos lumínicos».

Fecha de caducida

Nadie sabe durante cuánto tiempo se prolongará la instalación . El proceso de fermentación de la leche marcará el calendario. Aunque los alimentos han sido aderezados con conservantes y aditivos especiales, el artista chino es consciente de que ha trabajado con productos perecederos, con fecha de caducidad: «No sé cuánto tiempo podrán aguantar en relativo buen estado».

En cualquier caso, la leche y el café se retirarán de los estanques cuando, por su proceso de descomposición, puedan suponer un peligro para el visitante. «No queremos provocar un problema de seguridad pública», indica con sorna Lluís Hortet, director de la fundación Mies van der Rohe, quien también explicó, y no es coña, que el museo aplicará «medidas disuasorias» para impedir que los gatos que suelen rondar por el recinto, situado en la montaña de Montjuïc, se acerquen a beber la leche de la piscina, que no es apta para el consumo.