Qué cultos y enteraos

Obama ha invitado a Zapatero a la reunión del G-20 que tendrá lugar en Pensilvania a fin de septiembre. Nadie tiene muy claro para qué rayos sirven estas cumbres, aunque pocas cosas parecen tan diáfanas como la conveniencia de estar. Que no es lo mismo que ser. Y para lo que no es esta reunión es para sacar del paro a los gaditanos ni para revocar el fallo del jurado en chirigotas y dárselo a Los Enteraos. Ya ve, poca utilidad que tienen estos saraos. Pero están contentos en Moncloa, que siempre es mejor que le inviten a uno a una fiesta que tener que presentarse por la cara para dejar claro que no se necesita ninguna invitación para ir a donde a uno le dé la gana.

En este foro, dice el ministro de Exteriores que se debatirá la gobernanza mundial. No sé si antes de eso se contarán unos chistes o se tomarán una manzanilla con un buen queso para relajar el ambiente, pero eso de la gobernanza me chirría como un candelabro en el candelero. Mire usted que es fea la palabra. Pero vendrán y la dirán todos en unos meses. Y los que no la utilicemos denotaremos nuestra enorme falta de conocimientos geopolíticos, de cómo se cuecen las habas en los salones en los que se dirime el futuro de los hombres y mujeres que en el mundo son y, lo más importante, de los que serán.

Algo parecido pasó hace unos años con una novelita que escribió un tal Dan Brown. Los que no la devoraban eran tratados como gente poco leída. Ahora se está exacerbando el asunto con tres novelas negras que, al parecer, forman un todo. Ahora toca leer esto. No se le cae de la boca al que le ha hincado el ojo a las páginas. Pero el nivelito ha subido un par de peldaños. Y los que la leen se dan unas palmadas estupendas y se dicen, Joder, qué culto soy.