Unas mujeres mauritanas a las puertas del Juzgado. / N. R.
Justicia

La niña mauritana reconoce que fue violada por su marido y obligada a casarse con él

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Entre lágrimas y a través de videoconferencia, la joven (que ahora tiene 16 años) narró ante el juez el calvario de amenazas, maltratos y aresiones sexuales que sufrió desde su matrimonio a los 12 años.

El tribunal de la sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz celebraba ayer la segunda sesión del juicio contra contra los padres y el marido de la niña mauritana vecina de Puerto Real, que supuestamente fue víctima de violaciones, amenazas, agresiones y coacciones. Y que fue casada a la fuerza a los 12 años con un primo de 40 años.

En la primera sesión celebrada ayer, los acusados negaron todas esas acusaciones. Pero hoy, le tocó el turno a la propia afectada, y a través de una videoconferencia desminitó a sus padres y a su esposo, acusándoles de nuevo de haberle pegado y violado.

La fiscalía solicitó el método de la videoconferencia, no sólo para mantener la intimidad de la chica, que sigue siendo menor de edad. También para no someterla a la enorme presión de declarar ante una veintena de familiares que en cada sesión ha acudido al Palacio de Justicia para apoyar a los padres y al esposo.

La joven, que ahora cuenta con 16 años, fue el testigo principal de cuantos declararon ayer ante el tribunal. Y entre lágrimas y sollozos, recreó su calvario de cuatro años, desde su matrimonio en Muritania en diciembre de 2005, pasando por su regreso a España en 2006 (sin su marido) y hasta la fecha en que fue supuestamente violada por última vez, en junio de 2007, cuando el esposo la visitó en Cádiz durante un viaje a Alemania. Según la pequeña, en esa visita los padres la amenazaron con lapidarla si no se acostaba con su esposo y asegua que llegaron a encerrala en una habitación con él.

Fue tras estos hechos –que se juzgan ahora– cuando la joven denunció la agresión, las amenazas y los maltratos sufridos por sus padres.

La Fiscalía pide por estos hechos penas de 10 años de cárcel para el esposo y de 16 y 18 años para los padres.

Además de la joven, acudieron ante el tribunal la familia española –vecina de los padres en Puerto real– que asegura haber acogido a la niña desde su nacimiento, ante el supuesto desamparo al que la sometían su familia biológica. Fueron ellos también quienes acompañaron a la joven a interponer la denuncia tras la violación. Y ayer dieron algunos detalles sobre supuestas agresiones anteriores y, sobre todo, acerca del cambio en la personalidad de la joven tras el matrimonio.

También intervinieron una psicógologa y el ginecólogo que atendió a la pequeña tras ser violada. Y éste reconoció que en la exploración encontró hematomas y signos de penetración. Aunque desde la defensa consideran que tales marcas no se deben a una violación, sino a una relación sexual consentida, como asegura el marido y los padres que ocurrió.