LA ROTONDA

La marmota va a la barbacoa

Como en la película Atrapado en el tiempo, Cádiz vive cada agosto su particular día de la marmota con motivo de la organización de las Barbacoas del Trofeo. Los mismos personajes, el mismo escenario, el mismo argumento... Las mismas críticas, las mismas quejas y los mismos complejos en este bucle con aroma de carbón que, como le ocurrió a Bill Murray, llega a ser cómico. Casi esperpéntico. El único que se ha salido del guión de estos últimos años ha sido el Cádiz C. F., que de la gloria del triunfo y la vitola de Primera se ha marchado al pozo de Segunda B víctima de su indolencia.

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Después de tanto tiempo seguimos sin saber cuál es la decisión del Ayuntamiento de Cádiz y del Ministerio de Medio Ambiente sobre las barbacoas. Teófila Martínez está a favor de su permanencia y todo lo contrario, mientras que la Demarcación de Costas quiere suprimirlas pero sin prohibirlas. No quieren enfadar ni a los que consideran esta fiesta popular un atentado medioambiental ni a las decenas de miles de personas que disfrutan de ella y hasta la consideran un derecho. Este ejercicio de funambulismo político les lleva directamente al esperpento de la contradicción, más aún cuando se enzarzan en rifirrafes bajo ese criterio de habitual del y tú más.

Cuando esta semana Teófila Martínez solicitó públicamente a Renfe que no ampliara sus servicios de tren la noche de las barbacoas era consciente de la imposibilidad de esta medida y sólo se puede entender como una pataleta por las trabas que a hurtadillas también le ha puesto el Ministerio de Medio Ambiente al acotar el espacio destinado a estos partiditos playeros. Si la alcaldesa prevé una afluencia de 120.000 personas, no se entiende que solicite que se reduzca el servicio del tren. Sería irresponsable.

Nadie puede poner en duda la necesidad de ordenar este evento y de los efectos que tiene una aglomeración de personas comiendo y bebiendo hasta el amanecer. Pero convertir a los asistentes en casi delincuentes es un exceso con tufo demagógico. Es cierto que la playa se convierte en un macrobotellón y que hay que tener muchas ganas para zambullirse en esa muchedumbre, pero entre pasar la noche en el corazón sofocante de La Laguna o darse una vueltecita por La Victoria, la elección es bien sencilla. Y lógica.

Como un Churchill de andar por casa, yo no iré a la barbacoa, pero defenderé -dar la vida parece excesivo- que los que quieren ir puedan seguir haciéndolo. El fundamentalismo antibarbacoa surgió en un campito con jardín, precisamente elogiando a Al Gore entre bocado y bocado, mientras se terminan de hacer unos cuantos chuletones sobre el carbón de una parrilla de obra. De las buenas, no como esos artilugios con las patas desvencijadas que sobreviven a duras penas a una noche en La Victoria

Ocurre como en el mayo francés. Aquellos que lo vivieron -de cerca o más bien de lejos- se olvidaron de todo nada más cumplir los 50 y hoy se escandalizan por esta juventud echada a perder. Cosas de la edad.

Un amigo me comentaba el año pasado que él no iba a la barbacoa porque no soporta comer junto a gente que no se viste para la ocasión. Es lo que tiene el bañador y las chanclas, que no entiende de clases.

CÁDIZ Y EL DEPORTE

Este agosto olímpico es una buena excusa para llamar la atención sobre el deporte en Cádiz. El Ayuntamiento hace un importante esfuerzo para promocionar y fomentar el deporte base entre los escolares y eso merece un reconocimiento. Sin embargo, son muchas las carencias en cuanto a instalaciones deportivas y a ayudas a deportistas y clubes que se topan casi siempre con la frustración de la falta de recursos económicos para seguir adelante.

El deporte es el mejor vehículo para inculcar a los jóvenes valores como el esfuerzo, el sacrificio, el compañerismo, la generosidad y además contribuye como ninguna otra actividad a generar un sentimiento de pertenencia a un objetivo común, como país, como ciudad, como colegio o como equipo. No hay mejor prevención contra la droga que el deporte.

Por ello sería gratificante que Cádiz fuese más allá y, como ya se hace en otras ciudades o tomando el ejemplo de la Fundación Vipren, aglutinara el apoyo de instituciones y empresas privadas para respaldar económicamente a los equipos y deportistas que buscan hacerse un hueco en la elite nacional. La dedicación y el esfuerzo que a diario realizan estos deportistas amateurs harían sonrojar a muchos futbolistas profesionales. Cádiz no sólo vive del Cádiz.

El nuevo consejero de Turismo, Luciano Alonso, ha expresado su empeño en potenciar la infraestructura deportiva de Andalucía. La capital debe aprovechar esta oportunidad para ampliar su escasa oferta de instalaciones -Cádiz es la única gran ciudad de Andalucía que no tiene Palacio de los Deportes- e impulsar la red de clubes y equipos para ayudarles a dar el salto que por calidad y esfuerzo se merecen.