PERFIL. Bibiana Aido. / O. CH.
PERFIL

Alcalaína del Mentidero

Hace ya tiempo dejó de ser la hija de Paco Aido para ser Bibiana, una política con tablas defensora de la Igualdad

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Hace tiempo que dejó de ser la hija de Paco Aido y pasó a formar parte de la primera plana política por su nombre de pila y sus propios méritos. Tenía sólo quince años cuando fundó con unos amigos de su pueblo, Alcalá de los Gazules, las Juventudes Socialistas y ahora, con 31, va a formar parte del Gobierno de Zapatero, en una cartera que le va como anillo al dedo: ministra de Igualdad. No se lo podía imaginar hace poco más de un mes, cuando tomando un café en el Mentidero -el barrio gaditano donde compró una casita hace un par de años- me explicaba que la política es una buena herramienta para solucionar los problemas de la gente y mejorar su vida diaria y citaba con admiración a Felipe González para definirla como «el arte de gestionar los espacios públicos que compartimos». Estaba en plena campaña, a unos días de salir elegida parlamentaria andaluza por la provincia de Cádiz, y con el cansancio propio de esas intensas semanas de reuniones, ruedas de prensa y mítines. Criada en un pueblo bastión del socialismo gaditano, desde su infancia Bibiana siempre estuvo implicada en política, una inquietud que heredó de su padre, Francisco Aido, que hoy no cabrá de orgullo en su chaqueta. La igualdad ha sido su bandera en los últimos años, lo que incluso le ha costado más de un disgusto con compañeros de partido. Recuerdo que en el inicio de campaña en Cádiz, Bibiana tuvo que improvisar la presentación del acto en el hotel Atlántico porque la organización -hecha por hombres- se dio cuenta a última hora que sólo había varones sobre el escenario y que la paridad brillaba por su ausencia. Y sorprendió, sobre todo por su capacidad de transmitir esos principios que heredó de la cuna y ha cultivado a base de «trabajo, trabajo y trabajo», como ella dice que se consiguen las cosas.

Hablamos de conciliación familiar, de igualdad y de esas cosas cotidianas que nos interesan a las mujeres. Bibiana estaba preocupada por el problema de una amiga e intentaba robarle minutos a la vorágine electoral de esos días para no perder lo que verdaderamente importa cuando alguién te necesita: Estar ahí. Sacó del bolso su brillo de labios para la foto y habló de nuevo de Igualdad entre hombres y mujeres, porque para ella «no es sólo una cuestión de justicia social, sino de rentabilidad si queremos seguir avanzando en esta sociedad del conocimiento, donde es necesario contar con el talento del 52% de la sociedad, que somos las mujeres». Y no olvidó citar a su familia, de la que siempre se ha sentido «muy orgullosa por los valores que me han transmitido». Al terminar, volvió a mirar el teléfono y se despidió con una frase que ahora cobra más fuerza que antes: «Lo que hay que hacer es trabajar en el ámbito en el que te toque estar en cada momento». Y fíjate, las vueltas que da la vida, de Alcalá a Madrid. Buenas noches y buena suerte.