FUERA. ¿Estamos echando a los moteros de Jerez?. / JUAN CARLOS CORCHADO
OPINIÓN

El motero del Telediario

Domingo. 15,30 horas. Telediario de Televisión Española. Máxima audiencia. El presentador da paso a un reportaje sobre el archiconocido y comentado ambiente motero que se vive en nuestra ciudad cuando llega el Gran Premio, esa gran fiesta que ha hecho a la Motorada famosa en todo el mundo. Era el momento de Jerez, pero a un visitante le da por decir la verdad. Fueron los diez segundos más demoledores de toda la Motorada. «Que se entere toda España, aquí nos tratan como a delincuentes, no hay que venir más, que se entere toda España, Jerez está pasado de moda». El análisis de este indignado motero en pleno prime time de TVE había sido precedido de unas imágenes en las que, sobre todo, se veían vándalos en scooters y -como diría Sabina- mucha, mucha policía. La propia reportera advertía que durante el fin de semana «Jerez es una ciudad tomada por las Fuerzas de Seguridad del Estado».

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El monumental enfado del motero del Telediario ha sido la tónica general de estos días como pueden comprobar en la página de aquí al lado. Es cierto que el dispositivo de tráfico en las carreteras ha ganado en efectividad. A más Guardia Civil y más medios técnicos en la red viaria nacional, menos accidentes y locuras. Es una ecuación bien sencilla y el resultado merece una felicitación. Lo que hay que someter a reflexión y debate es el plan de seguridad ejecutado por segundo año en Jerez, una ciudad literalmente blindada, tapiada, cerrada a los moteros en muchas de sus calles y avenidas.

Lo de Pedrosa, Lorenzo y Rossi está muy bien. Las carreras, magníficas y las fotos con el Rey, un pelotazo. Pero no nos olvidemos de que el único sentido que tiene todo esto y por el que se construyó un circuito de velocidad en Jerez es el aprovechamiento económico, ganar dinero, generar riqueza en nuestra ciudad y en el resto de la provincia. Y eso es precisamente lo que se está poniendo en juego con un dispositivo que criminaliza y demoniza al colectivo, a las decenas de miles de moteros que viajan a Jerez y que, como ha quedado de manifiesto, ya no se sienten bienvenidos aquí.

Hemos pasado de golpe del modelo Jerez, ciudad sin ley a otro que podría denominarse Jerez, ciudad sitiada, y es evidente que no es esa tampoco la fórmula adecuada. Todavía estamos a tiempo de encontrar un término medio que permita controlar los excesos de la Motorada sin echar el cerrojo a Jerez durante todo el fin de semana; sancionar y perseguir a los que no cumplan las normas, pero sin darle con la puerta en las narices a todo aquel que vaya sobre dos ruedas.

Por una vez, nuestro Ayuntamiento debería dejar a un lado las declaraciones grandilocuentes e ir directamente a la raíz del problema. Es necesario hacer comprender a los ciudadanos que no lo entiendan que merece mucho la pena soportar el ruido de las motos durante un fin de semana al año. O también podemos seguir durmiendo tranquilamente mientras mandamos a paseo el evento económico, deportivo y turístico más importante de los que se celebran cada año en nuestro Jerez.