Los ultras de AfD llevarán a Merkel ante los tribunales

El partido xenófobo asegura que la canciller incumplió la ley con su política de acogida de refugiados

Los dos líderes del partido ultraderechista alemán, Alice Weidel y Alexander Gauland AFP

ROSALÍA SÁNCHEZ

«La ley, Dublín III, dice que los refugiados que llegan a Europa no pueden irse a un tercer país, tienen que solicitar asilo allí donde llegan. Y Merkel conscientemente incumplió esa ley en el verano de 2015. Por eso consideramos que, como cualquier ciudadano que incumple la ley, Merkel debe responder como persona privada ante los tribunales », ha defendido la candidata del partido anti europeo y anti extranjeros Alternativa para Alemania (AfD) , Alice Weidel, ante los corresponsales extranjeros en Berlín. «Lo primero que vamos a hacer es iniciar una comisión de investigación en el Parlamento alemán, en el Bundestag, que se ocupe de las violaciones de la ley no solo en relación con la crisis de refugiados sino también en relación con la política de rescates europeos».

La gran novedad de las elecciones generales que se celebrarán en Alemania el 24 de septiembre es que, por primera vez y según avanzan las encuestas, obtendrá escaños en el Bundestag un partido anti euro que defiende la salida de Alemania de la moneda única y que está dispuesto a utilizar su presencia parlamentaria para judicializar políticas llevadas a cabo por los gobiernos de Merkel, como la operación de acogida a los refugiados en el peor momento de la crisis o los rescates europeos también en el momento más difícil de la crisis del euro. «Corresponde que Merkel, a título personal, comparezca ante un tribunal alemán y explique las infracciones jurídicas», ha amenazado.

Las encuestas no prevén que AfD llegue al 10% de los votos, después de meses anteriores en los que llegaron a otorgarle un 15%, pero será suficiente con alcanzar el 5% que abre la puerta del Bundestag y esa es la meta que actualmente maneja el partido. Se trata de una formación política muy minoritaria y que amasa en sus filas diferentes grupos con diferentes ideas, juntos solamente por la perspectiva de poner un pie en el parlamento. Weidel, por ejemplo, se distancia de la retórica de su co-candidato, en una candidatura bicéfala y próxima a la doble personalidad que comparte con Alexander Gauland. El pasado fin de semana, Gauland se refirió a la ministra de Estado Aydan Özoguz Verteidigt, de familia turca, en términos que Alice Weidel no aprueba. Özoguz había declarado que «más allá de la lengua no hay una cultura específicamente alemana discernible» y Gauland respondió en un acto electoral: «Eso es lo que dice una turco-alemana. Invitadla a Eichsfeld y mostradle lo que es la cultura alemana específica. Después de eso no volverá a venir por aquí y podremos disponer de ella, gracias a Dios, en Anatolia ». Ante la prensa extranjera, Weidel afea esa frase, califica ese lenguaje de «discutible» y precisa que ella sí considera legítima la presencia en Alemania de «extranjeros altamente cualificados» o «constructivos económica y socialmente hablando». Y pone como ejemplo a su propia pareja.

Weidel mantiene desde hace años una relación homosexual con Sarah Bossard, de procedencia asiática, mujer con la que reside en Suiza y con la que comparte la custodia de dos hijos. «En palabras claras, lo que no queremos son personas que vienen a vivir del Estado y en sociedades paralelas» , resume. Tampoco comparte con Gauland y la mayoría de la directiva del partido la decisión de hacer campaña con el cartel electoral en el que aparece solamente el trasero de tres señoritas con un escueto traje de baño junto al lema «¿Burka? Estamos a favor del bikini».

Su perfil homosexual y sus límites a los extremismos sirve a Widel para atraer un voto liberal no afín a la extrema derecha que sigue a Gauland. «Yo estoy en contra de todo tipo de extremismos, tanto islamistas, como de izquierda, como de derecha», dice, «aunque considero injusto que se dediquen esas grandes cantidades de dinero estatal a campañas contra la extrema derecha y al mismo tiempo se subvencionen movimientos que alimentan la extrema izquierda que después despliega su violencia, como pasó en Hamburgo durante el G20».

Pero a pesar de las diferencias entre los dos líderes de AfD, hay algo en lo que ambos están plenamente de acuerdo: quieren terminar con el euro y con la UE tal y como los conocemos . Gauland militó durante largo tiempo en la CDU de Merkel y que abandonó ese partido asqueado por los rescates europeos en plena crisis del euro. Weidel, que nunca había pertenecido a ningún partido, reconoce que entró en política precisamente por el mismo motivo. «Los tratados europeos son muy claros, ningún Estado puede responder por la deuda de otro, y eso es exactamente lo que está pasando. Y está muy claro para mí que se está violando la Constitución alemana». Tampoco está dispuesta a pasar por alto las políticas del italiano Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo (BCE). «El BCE no puede monetarizar la deuda de los Estados, no tiene competencia para eso. Lo que está haciendo es utilizar un truco, no compra deuda directamente a los estados, sino a los bancos que previamente la adquirieron, pero está claro que no se atiene al sentido de la ley», denuncia, sugiriendo también la posibilidad de llegar a los tribunales con este asunto.

Y está dispuesta a llevar todo este argumentario a la vida parlamentaria alemana desde un puesto privilegiado. Antes incluso de comenzar la campaña electoral, los líderes de AfD ya se han repartido los puestos que el partido ambiciona , de forma que Weidel, según ese acuerdo, parece destinada a dirigir el grupo parlamentario.

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