Trump reemplaza al jefe de Gabinete de la Casa Blanca Reince Priebus (derecha) por el general John Kelly
Trump reemplaza al jefe de Gabinete de la Casa Blanca Reince Priebus (derecha) por el general John Kelly

Las guerras cainitas en la Casa Blanca acaban con el jefe de Gabinete de Trump

El nuevo director de comunicación lanza los más soeces insultos a Priebus, cesado horas después

Washington Actualizado: Guardar
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Anthony Scaramucci encarna como nadie el tono del ‘trumpismo’. Lleva una semana en el cargo desde que Donald Trump lo contratara como director de comunicación y ese es el tiempo que ha tardado en convertir la Casa Blanca en «el show de Mooch», el apodo que le han colocado y con el que parece encantado. Scaramucci dice compartir con Trump una amistad de hace muchos años -«primero fuimos amigos», ha declarado-, además de su lengua viperina, «al estilo de Nueva York», forjada en los suburbios de Queens donde ambos crecieron, lejos del discurso políticamente correcto de Washington. La nueva estrella de la Casa Blanca enriquece el conjunto con un acento italoamericano que se complace en exagerar y un aspecto a medio camino entre «Los Soprano» y «El lobo de Wall Street».

Se bautizó en el cargo hace una semana con una rueda de prensa extravagante, en la que parecía que llegaba pasado de ‘espressos’, y que cerró con un beso al aire a los reporteros. Luego llegaron amenazas con despedir a todo el equipo de comunicación de la Casa Blanca por las filtraciones, intervenciones intempestivas en programas de televisión… Pero su protagonismo se ha disparado con su guerra declarada a Reince Priebus, el jefe de Gabinete del presidente, cesado este viernes de forma fulminante por Trump. Se trata de la mayor crisis de Gobierno que sufre la Casa Blanca desde la llegada de Trump al poder hace seis meses. Priebus fue presidente del partido republicano antes de que Trump le nombrara su jefe de Gabinete, para servirse de su buena relación con los líderes conservadores en el Congreso. Su caída es la mejor muestra de la guerra de guerrillas y el caos en los que vive la Casa Blanca

En una conversación con la revista ’The New Yorker’, Scaramucci se deshizo en insultos y groserías con Priebus y otros pesos pesados del círculo del presidente, como Steve Bannon. Ryan Lizza, periodista de la revista neoyorquina, explicó cómo el último fichaje de Trump le llamó por teléfono, furibundo, para que le contara quién le había filtrado los invitados a una reciente cena en la Casa Blanca. La negativa del reportero desató la ira de Scaramucci, que empezó a disparar con bala contra Priebus y la plantilla de la Casa Blanca. «Los voy a despedir a todos», «lo que quiero hacer es matar a todos los que filtran», dijo. «Si quieres filtrar algo, Reince Priebus va a ser cesado dentro de muy poco», pronosticó, sin equivocarse. «Reince es un jodido esquizofrénico paranoico». Después aseguró que no quería atención mediática, lo que aprovechó para asestar otro golpe: «No soy Steve Bannon, no trato de chuparme mi polla. No trato de construir mi marca con la jodida fortaleza del presidente».

La animosidad entre Scaramucci y Priebus viene de lejos. El segundo bloqueó la entrada del primero en la Casa Blanca al comienzo de la presidencia y se opuso a su reciente fichaje. El ex secretario de Prensa, Sean Spicer, aliado de Priebus, dejó el cargo con la entrada de Scaramucci. Desde la publicación de esa conversación, muchos daban a Priebus por muerto. Nadie del entorno de Trump salió en su defensa. Apenas Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes, se atrevió a decir que Priebus estaba haciendo «un buen trabajo». Sarah Huckabee Sanders, la secretaria de Prensa, los reporteros le preguntaron tres veces si Trump mantenía su confianza en Priebus y optó por no dar una respuesta directa. Sobre Scaramucci, Sanders se limitó a decir que es «un tipo apasionado» y que «a veces esa pasión le quita lo mejor de sí mismo». Según una información de ‘The Washington Post’, Scaramucci estába elaborando una base de datos de medios de comunicación que sospecha han recibido filtraciones por parte de Priebus, y que planeaba ofrecer esa información a Trump durante el día de ayer.

¿Fue eso el golpe de gracia? Es difícil saberlo. Los medios estadounidenses aseguraban ayer que Priebus había perdido autoridad en la Casa Blanca y que la confianza de Trump se había deteriorado. Tanto él como Scaramucci volaron ayer junto con Trump en el Air Force One presidencial a Brentwood, un suburbio de Nueva York en Long Island, donde el presidente dio un discurso contra las bandas latinas. A la vuelta de la visita, Priebus, sin apenas apoyos en el círculo de Trump, fue fulminado. No hubo anuncio ni ceremonia. Su cabeza rodó por Twitter, donde el presidente se limitó a dar las gracias a su ex jefe de Gabinete por los servicios prestados. Su sustituto será el general John Kelly, hasta ahora secretario de Seguridad Interior, al que Trump felicitó ayer en su discurso por sus esfuerzos en la persecución de indocumentados y del que dijo que era «una verdadera estrella». Pero en la constelación Trump, las estrellas -como el ex asesor de seguridad Michael Flynn, el ex secretario de Prensa Sean Spicer y ahora Priebus-.

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