SEIS AÑOS DE GUERRA MULTIPOLAR

Los tres grandes frentes de la guerra de Siria

Después de seis años de guerra cada vez hay más actores, sirios y extranjeros, inmersos en los distintos bandos de un conflicto donde la mayor intensidad estos días se concentra en Palmira, Alepo y el cinturón rural de Damasco

ENVIADO ESPECIAL A SIRIA Actualizado: Guardar
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Camiones y más camiones militares rusos atraviesan Siria desde sus bases en la costa oeste hasta Palmira, el oasis en mitad del desierto famoso por sus ruinas romanas y por haber caído en dos ocasiones en manos del grupo yihadista Daesh. Los mandos militares sirios no quieren dar una tercera oportunidad al «califato» y en el arranque del séptimo año de guerra el frente de Palmira se ha convertido en uno de los más activos de Siria, junto al del cinturón rural de Damasco y al de la zona norte del país. La victoria militar del Gobierno en diciembre en la ciudad de Alepo obligó a los principales grupos armados de la oposición a concentrarse en la provincia de Idlib, pero hasta el momento no se han producido movimientos que indiquen que el Ejército vaya a intentar el asalto a este bastión opositor.

Dos semanas después de su liberación, los combates se sitúan a tan solo 18 kilómetros al este de las famosas ruinas de Palmira, declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco. El sonido de la guerra se cuela entre las columnas de un conjunto arqueológico que ha sufrido graves daños a manos de Daesh. El Ejército sirio cuenta con lo que los medios oficiales califican de «fuerzas aliadas», que en este caso son Rusia, por tierra y aire, los Fatimíes, afganos chiíes entrenados y armados por Irán, y las llamadas Fuerzas Tribales Sirias, compuestas por voluntarios de todas las provincias del país.

El jeque Suleyman Shawakh es el comandante del batallón de las fuerzas tribales y recuerda que «fuimos los primeros en entrar en Palmira, aquí había unos 400 terroristas del EI que combatieron hasta el final». Una parte importante de sus hombres están integrados en las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), donde combaten junto a los kurdos y que «tendrán un papel clave en la operación de Raqqa, que será más dura incluso que la de Mosul». El jeque toma mate a las puertas de la casa que se ha convertido en su cuartel general en Palmira y no para de recibir llamadas. Tiene un ojo en las ruinas romanas que se extienden ante su mesa, y el otro en su Raqqa natal. «Una cosa es el deseo sirio de avanzar hasta Raqqa y Deir Ezzor y otras son los intereses de nuestros aliados… hay que esperar para saber cuál será el próximo paso», advierte una fuente militar siria que ha participado en las dos ofensivas de Palmira.

El frente más internacional

Las provincias de Raqqa y Alepo forman otro de los puntos clave en la guerra y aunque el enemigo común es Daesh, las luchas internas son las protagonistas hasta ahora. Es el frente más internacional, ya que, además de los aliados del Gobierno –que en este caso tiene una lista más amplia formada por rusos, asesores iraníes, milicianos libaneses de Hizbolá, fatimíes afganos, palestinos de las Brigadas Al Quds y milicianos de diferentes grupos iraquíes chiíes como la Brigada de los Justos- están desplegados los ejércitos de Estados Unidos y Turquía. La prioridad de Ankara es que los kurdos no logren una región autónoma, pero Estados Unidos cuenta con ellos para el avance hacia Raqqa, por lo que los blindados estadounidenses se han desplegado en lugares como Manbij para evitar los choques. Los kurdos han pactado además con el Ejército sirio para que entre en varios puntos estratégicos y corte así el posible avance turco.

La lucha por el cinturón rural de Damasco forma el tercero de los grandes frentes, el más sirio de los tres. La IV División, la Guardia Republicana y la Fuerza de Defensa Nacional, con apoyo de Hizbolá, se enfrentan a grupos opositores sirios como el Ejército del Islam, el Ejército de Fustat o el Frente Fatah Al Sham, brazo de Al Qaeda en el país. La presencia de Daesh se limita al campamento palestino de Yarmouk, cerca del centro de la capital.

El sur parece el gran olvidado por la guerra, pero allí está Deraa, la cuna donde estalló la revuelta en 2011, y Daesh ha logrado implantarse en la parte desértica de la provincia de Sweida y en el triángulo del Yarmouk, zona de la triple frontera entre Israel, Jordania y Siria, donde el Ejército de Khaled Ibn Walid ha jurado lealtad al califa Ibrahim.

«Dos semanas, en ese plazo de tiempo podemos estar a las puertas de Raqqa», insiste el jeque Shawakh antes de despedirse. La gran batalla por la capital del «califato» en Siria no tardará en arrancar y eclipsará al resto de frentes de esta guerra cada vez más poliédrica.

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