El ministro francés del interior, Bernard Cazeneuve, habla a la prensa después de que un camión chocara contra la multitud durante las celebraciones del Día de la Bastilla en Niza
El ministro francés del interior, Bernard Cazeneuve, habla a la prensa después de que un camión chocara contra la multitud durante las celebraciones del Día de la Bastilla en Niza - EFE

La tragedia de Niza contada por las víctimas de atentados de ayer y hoy

Personas que fueron testigo de los ataques de París el pasado 13 de noviembre reviven el pasado con la matanza que este jueves a tenido lugar en la ciudad de la Costa Azul francesa

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La sucesión trágica de siete atentados yihadistas, que se ha cobrado 250 muertos en 18 meses, deja tras sí un pavoroso sendero de sangre humana derramada que las familias de las víctimas lloran en voz alta en la plaza pública, con gritos de angustia y dolor.

Emmanuel Domenach es el vicepresidente de la asociación de familias de las víctimas de los atentados del 13 de noviembre pasado. Sigue defendiendo unos derechos que considera profanados y ha descubierto aterrado la matanza de Niza: «Creí volver a vivir la tragedia del invierno pasado, escuchando al mismo tiempo el eco del dolor callejero y la misma respuesta de los poderes públicos».

Hoy como ayer, Bernard Cazeneuve, ministro del Interior, ha rechazó y ha vuelto a rechazar la proposición de crear una agencia nacional de investigación.

En sus discursos oficiales vuelve a repetir que los atentados de noviembre no pudieron evitarse, negándose a reconocer ningún error.

Además, los pequeños propietarios de bares y terrazas han estado en primera línea de un frente de horror ensangrentado. Michael X prefiere guardar el anonimato. Es el propietario de un bar en la Promenade des Anglais, donde se consumó la matanza de la noche del jueves, y declara a RTL, primera cadena radiofónica nacional: «Fue atroz, el espectáculo de incontables niños que se encontraron repentinamente solos, separados de sus padres, con los que habían ido a la playa para contemplar los fuegos artificiales de la Fiesta nacional. En nuestro bar encontraron refugio más de doscientas personas. Me vinieron a la cabeza las imágenes de las terrazas parisinas donde se cometieron los atentados de noviembre pasado».

Laurent Laubry, responsable del sindicato de policía «Alliance», tiene una larga experiencia en la lucha anti terrorista. Trabajó en París una temporada. Y ha sido un testigo de primera línea, en Niza. Comenta la tragedia de este modo: «Había muertos a lo largo de todo el paseo. La matanza comenzó antes que el camión terminase estrellándose contra centenares de víctimas inocentes. Vimos a decenas, centenas de personas intentando huir despavoridas. Algo atroz, surrealista, el pánico total».

Stéphane Clerget, psicólogo, atendió a muchas víctimas de los atentados parisinos del 2015, y ha comenzado a prestar sus servicios a los equipos que intentan aportar socorro moral a las familias de las víctimas de Niza, declarando a la emisora Europe 1: «Los primeros necesitados de socorro psicológico son los niños, los adolescentes. Hay que contarlo todo, sin odio, con sencillez, con palabras simples y directas, evitando los largos discursos “moralizantes”. La imaginación infantil quizá sea más sensible a las imágenes directas, sin interpretaciones. Paradójicamente, el lenguaje sencillo y directo es más fácil de comprender. Nuestra experiencia, tras año y medio de atentados, es que la palabra familiar sigue siendo esencial».

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