El ex presidente de Estados Unidos, George Bush, mira al antiguo primer ministro británico, Tony Blair, durante su encuentro en Maryland en septiembre de 2002
El ex presidente de Estados Unidos, George Bush, mira al antiguo primer ministro británico, Tony Blair, durante su encuentro en Maryland en septiembre de 2002 - AFP

Tony Blair a George Bush: «Estaré contigo pase lo que pase»

El informe Chilcot ha desvelado que los ex mandatarios británico y estadounidense se mandaban cartas, incluso, antes de establacer la coalición militar con la que lograron atacar Irak y derrocar a Sadam Hussein

MADRID Actualizado: Guardar
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El ex primer ministro laborista británico Tony Blair prometió en 2002 al entonces presidente de EEUU, George Bush, su apoyo para invadir Irak, según ha revelado este miércoles el informe de John Chilcot.

Se trata de un documento que analiza la preparación y las consecuencias de la guerra de Irak y que Chilcot, un ex alto funcionario británico, ha presentado siete años después de que le fuera encargado.

Para la elaboración del informe, se ha recurrido a 150 testigos y se han consultado 150.000 documentos gubernamentales. Entre todas estas fuentes se han encontrado las 29 cartas y notas que Bush y Blair se intercambiaron entre 2001 y 2007. Ambos mandatarios acabaron formando una coalición militar, junto con España, para atacar Irak y derrocar al entonces presidente de ese país, Sadam Hussein.

Una de las cartas que Blair le escribió a Bush
Una de las cartas que Blair le escribió a Bush - REUTERS

En las misivas, Blair le brinda a Bush su apoyo incondicicional. En una de ellas, el ex «premier» se dirigía al antiguo presidente estadounidense diciendo: «Estaré contigo pase lo que pase». Se trata de una carta que escribió el 28 de julio de ese año, ocho meses antes de que el 20 de marzo de 2003 empezara la guerra contra el país árabe.

Aunque Blair, cauto, proseguía advirtiendo: «Este es el momento de evaluar directamente las dificultades. La planificación y la estrategia de todo esto son difíciles. Esto no es Kosovo. Esto no es Afganistán. Ni siquiera es la Guerra del Golfo». Y es que, además, el ex primer ministro bitánico, que gobernó entre 1997 y 2007, admitía que no estaba seguro de poder conseguir respaldo en el Reino Unido para el plan de Bush de atacar a Hussein por cualquier medio, ni siquiera en su propio Gobierno. «Ahora mismo en el Reino Unido, no puedo estar seguro de contar con el apoyo del Parlamento, del partido, del público o incluso de algunos de mis ministros», adevertía.

Esto le llevó a recomendarle al ex presidente republicano conseguir una resolución de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que autorizase la acción armada. Algo que finalmente no consiguió.

Ambos aprovechaban la correpondencia que intercambiaban para hacer sus cábalas y predecir lo que podría ocurrir. «Si ganamos rápido, todo el mundo será nuestro amigo. Si no ganamos y no se han implicado antes, empezarán las recriminaciones», alertaba el dirigente británico a su colega estadounidense.

«La opinión pública en Estados Unidos está simplemente en otro planeta respecto a la opinión pública en Europa o en el mundo árabe», concluía Blair en su nota.

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