Tillerson, a su llegada a Corea del Sur
Tillerson, a su llegada a Corea del Sur - REUTERS

EE.UU. busca una «nueva aproximación» a Corea del Norte

El responsable de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, llega a Seúl y visita la frontera del Paralelo 38 en su primera gira por Asia

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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En plena escalada de la tensión militar con Corea del Norte, el máximo responsable de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, ha llegado este viernes a Seúl dentro de su primera gira por Asia. Procedente de Japón, donde se reunió el jueves con el primer ministro Shinzo Abe, Tillerson ha aterrizado en la base aérea de Osan y luego se ha dirigido a la frontera con el Norte en el Paralelo 38, según informa la agencia de noticias Yonhap. Erigida en la última división que queda de la Guerra Fría, dicha frontera se denomina Zona Desmilitarizada, pero es uno de los lugares del mundo con mayor concentración de tropas y armas y un foco de tensión constante en Asia.

Tras esta visita simbólica al Paralelo 38, en cuyos campamentos están destinados buena parte de los 28.500 soldados estadounidenses acantonados en Corea del Sur, Tillerson tiene previsto reunirse con el presidente en funciones y primer ministro Hwang Kyo-ahn, quien ocupa el puesto de la presidenta Park Geun-hye, destituida por corrupción.

Además, el secretario de Estado se entrevistará con su homólogo en la diplomacia surcoreana, el ministro Yun Byung-se.

A ambos informará de la nueva estrategia que la Administración Trump tiene preparada para el régimen estalinista que pilota el joven dictador Kim Jong-un, según anunció durante su escala en Tokio. Allí reconoció que «han fracasado los esfuerzos diplomáticos y de otro tipo de los últimos veinte años para lograr la desnuclearización de Corea del Norte». Ante las constantes provocaciones de Pyongyang, que ha llevado a cabo ya cinco ensayos nucleares desde 2006 pese a las sanciones internacionales, Tillerson aseguró que «frente a la amenaza cada vez mayor, está claro que hace falta una nueva aproximación». Pero no explicó cuál era.

En juego está no solo la estabilidad en el nordeste de Asia, sino también la relación de Washington con sus dos principales aliados en la región: Japón y Corea del Sur. Aunque el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, había anunciado que quería un incremento de la participación económica de ambos en su defensa, tanto él como Tillerson no han dudado en garantizarles su protección militar.

En este sentido, EE.UU. ya está desplegando en territorio surcoreano un escudo antimisiles (conocido por sus siglas en inglés, THAAD) que debería estar operativo este año. Sin embargo, la inestabilidad política que vive Corea del Sur tras la reciente destitución de su presidenta por el escándalo de corrupción de su amiga la «Rasputina» puede dar al traste con tales planes. Con elecciones anticipadas convocadas para el próximo 9 de mayo, el candidato de la oposición, Moon Jae-in, parte como favorito y ya ha prometido detener inmediatamente la instalación del escudo antimisiles para volver a reconsiderarlo.

Aunque dicho escudo tiene como misión protegerse de las amenazas de Kim Jong-un, se ha encontrado con el rechazo de China, que considera que sus radares pueden espiar en su territorio y mermar su capacidad militar. La oposición del autoritario régimen de Pekín al escudo antimisiles es tal que incluso ha puesto en marcha un boicot encubierto contra los productos surcoreanos. Alimentada por la propaganda oficial y la capacidad de movilización social del Partido Comunista, la animosidad contra Corea del Sur ha obligado a cerrar en China varios centros comerciales de la marca Lotte después de que grupos de matones destrozaran algunos de sus productos ante la mirada cómplice de la Policía. Más surrealista y gregaria aún ha sido la reacción de 3.300 turistas chinos en un crucero a la isla surcoreana de Jeju, que esta semana se negaron a abandonar el barco para protestar contra el THAAD.

Tras pasar por Seúl, Tillerson vuela este sábado a Pekín, donde buscará el apoyo de las autoridades chinas para que presionen a Corea del Norte. «Creemos que tienen un papel que jugar muy importante. Discutiremos con ellos sobre otras acciones que deberían tomar», anunció el secretario de Estado, informa France Press.

Para rebajar la tensión en la zona, China ha propuesto a Pyongyang suspender sus ensayos atómicos y de misiles a cambio de que EE.UU. y Corea del Sur renuncien a sus maniobras conjuntas anuales, como las que tienen lugar ahora. Dichos ejercicios militares, que duran hasta finales de abril e incluyen a un portaaviones estadounidense, disparan la tensión cada año porque Corea del Norte los considera un simulacro de invasión. A modo de protesta, el régimen de Kim Jong-un disparó la semana pasada cuatro misiles hacia el Mar de Japón, tres de los cuales entraron en aguas niponas.

Junto a la tensión con Corea del Norte, Tillerson abordará en Pekín sus disputas territoriales en el Mar del Sur de China, que le enfrentan con todos sus vecinos, y la invitación de Trump al presidente Xi Jinping para que lo visite en abril en su mansión de Florida.

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