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Vista de un escaparate roto durante los disturbios por las protestas contra la reforma laboral del Gobierno en París - EFE

Al menos 26 heridos en París durante una marcha con encapuchados contra el Gobierno de Hollande

El presidente y su primer ministro se mantienen dispuestos a llegar hasta el final en un proyecto que divide profudamente a las izquierdas

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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Al menos 26 personas han resultado heridas después de que centenares de encapuchados hayan tirado proyectiles a los agentes mientras que decenas de miles de manifestantes protestaban este martes en París contra la reforma laboral, ha informado la Policía.

Los sindicatos hostiles a la reforma laboral de François Hollande anuncian para este martes otra «gran jornada» de protesta y manifestaciones nacionales, divididos y enfrentados a los sindicatos dispuestos a aceptar la casi totalidad de un proyecto que divide a las izquierdas profundamente, cuando la patronal y las derechas denuncian una «reforma desguazada».

Con 860.200 afiliados oficiales, la CFDT (sindicato tradicionalmente próximo al PS) dice aprobar lo «esencial» de una reforma que fue aprobada en primera lectura, en la Asamblea Nacional, con un decretazo que cayó como una lluvia de sapos para las izquierdas.

Con 686.000 y 500.000 afiliados oficiales, la CGT (tradicionalmente próxima al PCF) y FO (en otro tiempo «reformista» hoy «radical), siguen pidiendo la retirada completa de un proyecto de reforma que todavía debe ser aprobada en el Senado en los mismos términos que en la Asamblea Nacional.

La CFDT ha decidido retirarse de la jornada de protesta y manifestaciones. Pero muchas de sus secciones locales prefieren seguir protestando. La CGT y FO están a la cabeza de las manifestaciones de París y otras capitales de provincias, pidiendo siempre la retirada «completa» del proyecto de reforma laboral, que no satisface a nadie.

Angustia social

Hollande y su primer ministro, Manuel Valls, se dicen dispuestos a llegar «hasta el final» de una reforma que ha sido profundamente «descafeinada» antes de dividir profundamente a la sociedad, la clase política, los sindicatos y la patronal. En una Francia amedrentada por el terrorismo, anfitriona de la Eurocopa, con más de 100.000 soldados, gendarmes, policías, desplegados en todas las encrucijadas de la vida pública nacional, la gran jornada nacional de huelgas y manifestaciones quizá sea un fiel reflejo de división y angustia social, que la opinión pública percibe con amargada reserva: 6 de cada 10 franceses hubiesen preferido que Hollande retirase un proyecto de Ley que nadie sabe cuando ni como podrá aplicarse, a once meses de unas elecciones presidenciales que pudieran cambiar profundamente el paisaje político nacional.

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