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Kushner - AFP

El Senado de EE.UU. interrogará al yerno de Trump por sus contactos con Rusia

Kushner se ha mostrado dispuesto a hablar. «No está tratando de ocultar nada», dice una portavoz de la Presidencia

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Donald Trump ha mezclado la familia con el Gobierno y eso puede ocasionar inconvenientes: como que su yerno se vea involucrado en uno de los asuntos que persiguen a la presidencia de Trump desde sus primeros días. Jared Kushner, casado con la hija mayor del presidente de EE.UU., Ivanka Trump, comparecerá ante el Senado de EE.UU. por sus contactos con altos cargos del Gobierno de Rusia tras la victoria electoral del multimillonario neoyorquino el pasado 8 de noviembre.

El FBI y varios comités del Congreso de EE.UU. están en medio de investigaciones sobre las injerencias rusas en las elecciones presidenciales del año pasado. El director del FBI, James Comey, anunció a comienzos de la semana pasada que sus pesquisas incluían los contactos entre miembros del equipo de Trump durante la campaña con autoridades de Moscú.

Tras las elecciones, la comunidad de inteligencia de EE.UU. concluyó que el Gobierno de Vladimir Putin había tratado de interferir en el proceso electoral con el objetivo de beneficiar la candidatura de Trump.

Ahora se sabe que el Comité de Inteligencia del Senado comunicó el mes pasado a la Oficina de Asuntos Legales de la Casa Blanca su intención de interrogar a Kushner, que tiene el cargo de consejero senior del presidente. Ya se conocía que el mismo comité planea que declaren altos cargos del equipo de Trump y asesores cercanos, como Paul Manafort, presidente de su campaña durante algunos meses, Roger Stone o Carter Page. La Casa Blanca aseguró ayer que Kushner se ofreció de forma voluntaria para declarar. “No intenta esconder nada y quiere ser transparente”, explicó a ‘The New York Times’ Hope Hicks, portavoz del Gobierno de EE.UU. y ex jefa de prensa de la campaña de Trump, sobre los contactos que Kushner tuvo con miembros del Gobierno ruso, como su embajador en EE.UU., Sergey Kislyak.

Sin embargo, la Casa Blanca reconoció al periódico neoyorquino otro encuentro del que hasta este lunes no se tenía conocimiento. Kushner también se sentó con Sergey Gorkov, director del Vnesheconombank, un banco público de desarrollo manejado por Putin y al que EE.UU. incluyó en su lista de sancionados tras la anexión de Crimea.

Al parecer, Kushner se reunió con Ksilyak en la Torre Trump de Nueva York a principios del pasado diciembre, cuando formaba parte del Equipo de Transición Presidencial de Trump. Según Hicks, hablaron sobre nuevas vías para mejorar las relaciones entre EE.UU. y Rusia y sobre la posible cooperación entre ambos países en Oriente Medio, un campo de especial interés para Kushner. Trump ha encargado a su yerno, por ejemplo, la exploración de un proceso de paz entre israelíes y palestinos.

Poco después del encuentro, Kislyak volvió a pedir una cita con Kushner, que en esta ocasión mandó un subalterno. El objetivo del embajador ruso era arreglar una reunión entre el yerno de Trump y Gorkov, que acabó produciéndose. En el encuentro entre Kushner y Gorkov se habló de sanciones de EE.UU. a Rusia ni de posibles negocios con Kushner, que todavía no había dimitido de sus empresas y estaba en medio de la búsqueda de inversores para un rascacielos en la Quinta Avenida, asegura Hicks.

Este tipo de encuentros entran dentro de la normalidad en los equipos de transición presidenciales, en los que sus altos cargos tienen contactos con líderes de otros gobiernos. En el caso de Kushner, la Casa Blanca los describe como inevitables, ya que el yerno de Trump fue “el punto de contacto oficial principal con gobiernos y autoridades extranjeras”.

La declaración de Kushner, sin embargo, será importante porque es el cargo más cercano -y no solo por sus vínculos familiares- al que los legisladores quieren interrogar sobre las relaciones con Rusia. Stone, Manafort y Page no están dentro de la Casa Blanca ni tienen peso en las decisiones de Trump.

Otras polémicas

El anuncio de su interrogatorio reaviva además varias polémicas que han lastrado la presidencia de Trump. Las discusiones sobre sanciones con cargos de Moscú motivaron la dimisión del ex asesor de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn. Otros contactos forzaron al actual fiscal general, Jeff Sessions, a recusarse sobre las investigaciones sobre las injerencias rusas del Departamento de Justicia. En ambos casos, los contactos problemáticos fueron con Kislyak, con quien también habló Kushner.

La noticia también emborronó un intento de Trump por dejar atrás el fracaso del desmantelamiento fallido de Obamacare, la reforma sanitaria de su antecesor, y la división profunda que evidenció en la bancada republicana de la Cámara de Representantes. El presidente tenía prevista ayer la presentación de la Oficina de la Casa Blanca para la Innovación Americana, un invento que, además, tiene a Kushner a su frente.

La idea de Trump es contagiar a la labor de Gobierno de la dinamicidad y la eficiencia del mundo empresarial estadounidense para acabar con el atasco burocrático de Washington. “Todos los estadounidenses, con independencia de sus ideas políticas, tienen claro que el estancamiento gubernamental ha entorpecido nuestra capacidad de funcionamiento”, dijo Trump en un comunicado a ‘The Washington Post’. El objetivo es traer nuevas ideas a la labor de Gobierno para impulsar su ambiciosa agenda reformista e, incluso, privatizar parte de las funciones de la Casa Blanca.

“El Gobierno debe ser gestionado como una de las grandes empresas estadounidenses”, aseguró Kushner al periódico capitalino en una declaración que sonaba a las promesas de campaña de Trump. “Nuestra esperanza es conseguir éxito y eficacia para nuestros consumidores, que son los ciudadanos”.

Según la Casa Blanca, la oficina ya está trabajando con puntales empresariales de EE.UU. como el consejero delegado de Apple, Tim Cook; el fundador de Microsoft, Bill Gates; o el fundador y consejero delegado de Tesla, Elon Musk.

La nueva oficina operará desde el Ala Oeste de la Casa Blanca y estará formada por un equipo de consultores estratégicos que revisará cada función de la Administración Trump, sus ineficiencias y las formas de impulsar reformas. Uno de sus desafíos será gestionar las fricciones que este ‘ente corporativo’ causará en las diferentes agencias federales y estará pendiente del impacto de las investigaciones sobre Rusia en el liderazgo de Kushner.

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