La histórica sede del Parlamento británico, junto al Tamesis
La histórica sede del Parlamento británico, junto al Tamesis - AFP

Revuelta de diputados para no dejar el Parlamento inglés en la rehabilitación

«Si nos vamos no volveremos», advierten ante una restauración que los obligaría a desalojar el histórico edificio durante más de seis años

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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A pesar de su vistoso aspecto, el edificio del Parlamento británico está obsoleto y necesita una reparación de urgencia, que costará como mínimo unos 4.100 millones de euros. El comité que ha estudiado el problema recomienda que los miembros de los Comunes y los Lores dejen la cámara durante seis años y sean trasladados a otro edificio, para permitir que las obras se ejecuten con mayor celeridad. Pero un grupo de diputados se ha rebelado y han distribuido una carta que corre entre todos los partidos de los Comunes para permanecer en la gran casa durante su rehabilitación.

La revuelta nació en filas conservadoras. Reunidos la semana pasada con su jefe de filas en los Comunes, David Lidington, en su día secretario de Estado para Europa, algunos diputados tories le plantearon que «si nos vamos fuera nunca volveremos».

Y le pusieron un ejemplo práctico de lo que a su juicio toca hacer: «Debemos sonreír y soportarlo, conviviendo con los obreros como hacen las familias cuando reforman sus casas».

Los rebeldes han cobrado fuerzas al unírseles un peso pesado, el diputado Michael Gove, que lideró junto a Boris Johnson la campaña triunfadora del Leave en el referéndum y compitió contra May en la sucesión de Cameron.

Los diputados que desean seguir en el viejo palacio de Westminster están capitaneados por una ex secretaria de Estado del Partido Conservador y diputada, Shailesh Vauraoy: «Cada vez somos más los contrarios a irnos», asegura. Han elaborado un manifiesto, que ya han firmado también varios de sus compañeros laboristas. Su propuesta es trasladarse durante las obras a la estancia que hoy ocupan los lores y que estos pasen provisionalmente a la llamada Galería Real.

El edificio, en su mayoría victoriano, pero con una parte que data del siglo XI -el Westminster Hall-, presenta goteras, asbestos peligrosos para la salud y un cableado y unas cañerías obsoletos. Incluso conserva ascensores en funcionamiento de 1893. La piedra de su fachada sufre desprendimientos y sus pilares se asientan sobre el barro del Támesis, que discurre a su vera. Un informe de la propia Cámara, bastante alarmista, alertó incluso de riesgos claros de incendio.

Una larga obra

Propone comenzar las obras en 2022, para que tras las elecciones previstas para 2020 los diputados bisoños tengan la oportunidad de conocer la sede clásica. Los trabajos concluirían como pronto el 2028. El presupuesto sería de 4.100 millones de euros, según un cálculo efectuado el año pasado por la consultora Deloitte. Si se optase por acometer la rehabilitación con sus señorías dentro, podría prolongarse hasta 32 años y el gasto se iría a 6.700 millones de euros.

El Parlamento de Westminster, complejo que incluye el reloj más célebre del mundo, el Big Ben (también con problemas, pues su torre está inclinada en 46 centímetros y su engranaje necesita una buena reparación), es relativamente reciente. Pese a su evocador estilo neogótico, comenzó a construirse en 1840, después de que un fuego en 1834 arrasase casi por completo el viejo palacio medieval, cuyos orígenes se perdían en el siglo XI. Solo se salvó del edificio clásico el imponente Westminster Hall, de 1097, que en su día fue el espacio techado más amplio de Europa y que ha contemplado grandes hitos de la historia británica, como coronaciones y velatorios de reyes y el juicio que le costó la cabeza a Carlos I.

En 1941 las bombas alemanas sobre Londres, el «Blitz», destrozaron la Cámara de los Comunes y obligaron a los diputados abandonar provisionalmente el Palacio. Si ahora se da luz verde a la mudanza, será la primera vez desde entonces que se desaloje. Se da por hecho que la Cámara de los Comunes se ubicaría en la Richmond House, hoy sede del departamento de salud, y que está a cinco minutos caminando de las instalaciones actuales. Por su parte, los lores se reubicarían en el centro de conferencias Reina Isabel II, también muy cerca, en los Victoria Gardens.

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