¿La reforma fiscal de Trump solo favorece a los ricos?

Estas son las claves del plan del presidente de EE.UU., que se presenta como la mayor bajada de impuestos en décadas

Donald Trump realiza unas declaraciones sobre la reforma fiscal en la Casa Blanca el pasado miércoles Reuters
Javier Ansorena

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La reforma fiscal que impulsa Donald Trump , que se presenta como la mayor bajada de impuestos en tres décadas, podría ver la luz antes de Navidad. Sus detractores, sin embargo, critican que sus grandes beneficiados son los ricos y las grandes compañías. ¿Qué hay de cierto? ¿A quién perjudica y quién favorece? Aquí lo explicamos.

¿Quién es el principal beneficiado de la reforma fiscal?

La propuesta es ante todo un alivio impositivo para las empresas, que hasta ahora soportaban un impuesto de sociedades del 35%. En un principio, el plan republicano lo rebajaba hasta el 20%, aunque en las negociaciones finales apunta a que se va a quedar en el 21%.

¿Por qué salen ganando los más ricos?

No solo porque la reducción del impuesto de sociedades les beneficia indirectamente. El plan incluye provisiones muy ventajosas: finalmente el tipo máximo para las rentas más altas cae al 37%, por debajo del 39,6% propuesto por la Cámara de Representantes; desaparece el llamado Impuesto Mínimo Alternativo, que evita que las empresas se desgraven por debajo de un umbral (hasta ahora era el 20%); el impuesto de sucesiones afectará solo a cantidades superiores a los diez millones de dólares, y no cinco millones, como hasta ahora.

¿Qué pasa con la clase media?

Donald Trump y los líderes republicanos siempre han defendido que el plan fiscal está diseñado para beneficiar al estadounidense de a pie. Lo cierto es que los recortes en la presión fiscal afectarán a todas las rentas. La otra cara de la moneda es que desaparecen muchas deducciones y que la bajada de impuestos para las personas -y no pasa lo mismo con el impuesto de sucesiones- expira en 2026.

¿Cómo afecta a cada bolsillo?

Las previsiones muestran que las rentas altas serán las más beneficiadas. Según la Tax Foundation, una organización de corte conservador, el 1% con las rentas más altas verá su poder adquisitivo aumentado en un 7,5% el año que viene, mientras que la clase media solo gozará de una subida del 1,7%. Las perspectivas a largo plazo son todavía más polarizantes. Según el Tax Policy Center, de corte más progresista, en 2027 el 62,1% de los beneficios de la reforma fiscal estarán en manos del 1% con mayor renta.

¿Quién lo paga?

El coste de la bajada generalizada de impuestos estará en torno a los 1,5 billones de dólares. La Casa Blanca ha asegurado que la reforma fiscal se pagará por sí misma, ya que la rebaja de impuestos -sobre todo para las empresas- disparará el crecimiento económico. La Administración Trump ha presentado previsiones para los próximos años mucho más optimistas que las de los analistas, lo que hace dudar de que el recorte fiscal no acabe con un impacto importante para el déficit o con recortes en planes sociales. Lo cierto es que, hasta ahora, el crecimiento del PIB bajo la presidencia de Trump ha sido muy superior a las previsiones. Por ejemplo, en el tercer trimestre creció un 3%, por encima del 2,5% esperado, y a pesar del impacto de los desastres naturales.

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