La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen
La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen - REUTERS

Las raíces de la extrema derecha en Francia

El Frente Nacional, liderado por Marine Le Pen, se alzó con la victoria durante la primera vuelta de las elecciones regionales celebradas el pasado domingo

Madrid Actualizado: Guardar
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La imagen triunfante de Marine Le Pen tras su victoria en la primera vuelta de las elecciones regionales de este domingo y el abrazo de los músicos del grupo «Eagles of Death Metal» frente a la sala de espectáculos Bataclan. La política y la cultura, también víctima de los atentados del 13 de noviembre, ocupan las portadas de los periódicos galos de estas últimas semanas. Lo cierto es que su relación siempre fue estrecha, vinculada a diferentes ideologías y básica para comprender la naturaleza del Francia. El éxito en los comicios de un partido de extrema derecha ha encendido las alarmas, pero no debería suponer una sorpresa: en la historia francesa, el progresismo más radical y el conservadurismo más arraigado siempre han compartido un protagonismo similar.

Francia no es París, como recuerda el historiador Pedro Carlos González Cuevas a ABC. La capital de la Revolución Francesa, de la Comuna o de Mayo del 68 supone un referente para la izquierda, pero no representa la mentalidad ni del conjunto del territorio ni de la población.

«Napoleón fue una síntesis entre el Antiguo Régimen y la Revolución. Luego llegó la Restauración con Luis XVIII, seguida de la monarquía liberal de Luis Felipe de Orleans y de un interregno, al que dio paso el reinado de Napoleón III», señala González Cuevas. En Francia, cada revuelta tuvo su reacción. Ni siquiera la Tercera República, instaurada tras la derrota gala en la guerra franco-prusiana de 1870 y disuelta por la victoria nazi de 1940, pudo librarse de las zozobras de su tiempo. Los grupos de extrema derecha florecieron en la década de los años treinta como en otros países europeos. En concreto, tres de ellos pusieron en jaque a la democracia el 6 de febrero de 1934: partidarios de L'Action Française, la Croix-de-Feu y los Camelots du Roi se congregaron en la plaza de la Concordia de París, con el objetivo de tomar el Congreso de los Diputados y derrocar al Gobierno. Aunque el intento fue frustrado, quince personas murieron, cientos resultaron heridas y la polarización política se acrecentó.

«Lo que ha conseguido el Frente Nacional a lo largo de su vida es aglutinar a los diversos sectores de la extrema derecha y de la derecha, que son muy plurales», añade González Cuevas. El partido, fundado en octubre de 1972, logró su mejor resultado de este domingo en la región de Norte de Calais-Picardía. Situada en la frontera belga, tierra de minas, fábricas y obreros, la zona siempre fue considerada un bastión del comunismo galo. «Con la crisis de la izquierda muchos se pasaron al Frente Nacional», explica el historiador. El Partido Comunista Francés (PCF) desapareció víctima del auge del Partido Socialista durante la presidencia de François Mitterrand, entre 1981 y 1995, y de la caída del Muro de Berlín, en 1989. Durante décadas, su poder no solo fue político, sino también cultural. En su ensayo «Pasado imperfecto», el historiador británico Tony Judt criticó la mansedumbre de parte de la clase intelectual francesa frente a Moscú.

Una imagen vale más que mil palabras. El 19 de marzo de 1944, el fotógrafo Brassaï retrató a la flor y nata de la intelectualidad progresista en un piso del París ocupado. En la imagen, el periodista Albert Camus se sienta de cuclillas, mientras el filósofo Jean-Paul Sartre fuma su pipa, la pensadora Simone de Beauvoir sujeta un libro y el pintor Pablo Picasso, en el centro, sonríe de brazos cruzados. Todos rechazaron el nazismo y orbitaron con distinto grado de compromiso y capacidad crítica alrededor del PCF, pero su ideología no fue la que abrazaron el conjunto de artistas o escritores de la época. «Después de la derrota del colaboracionismo, muchos miembros de la derecha fueron silenciados», indica González Cuevas. Los ejemplos son numerosos, aunque el de Robert Brasillach resulta paradigmático. Brasillach, periodista y editor del semanario antisemita «Je suis partout», fue fusilado en febrero de 1945 por su coqueteo con las autoridades de la ocupación.

Jean-Paul Sartre, Pablo Picasso, Albert Camus y Simone de Beauvoir en 1944
Jean-Paul Sartre, Pablo Picasso, Albert Camus y Simone de Beauvoir en 1944 - BRASSAÏ

La desmemoria

Cuatro años de ocupación nazi no apagaron la efervescencia cultural de París, pero sí degradaron la vida política de Francia. En Vichy, el Gobierno colaboracionista del mariscal Pétain se entendió con los alemanes y apostó por una «revolución nacional» hecha de «Trabajo, Familia y Patria». El avance de las tropas aliadas, la acción de los maquis y finalmente la Liberación dieron al traste con su proyecto. En julio de 1945, el Tribunal Supremo lo condenó a pena de muerte por «alta traición», castigo que finalmente fue conmutado por la cadena perpetua. Consciente de la necesidad de reconstruir la moral del país, el general Charles de Gaulle impulsó un relato que glorificó la minoritaria Resistencia para acallar el colaboracionismo, opción elegida por la mayoría de los franceses bien por supervivencia, bien por ideología.

La capa de olvido tardó décadas en limpiarse. En julio de 1995, el presidente Jacques Chirac admitió por primera vez la responsabilidad gala en la deportación de seres humanos a campos de exterminio durante un discurso pronunciado en las inmediaciones del Velódromo de Invierno de París. El edificio, demolido en 1959, se convirtió en la escala previa a las cámaras de exterminio de Auschwitz para 12.884 judíos de la capital, durante una redada organizada entre el 16 y el 17 de julio de 1942. Pero los efectos de la amnesia dejaron huella. Según una encuesta publicada por el diario galo «Le Monde» en 2012, un 42% de los franceses ignoraban este episodio histórico. El arte no ha sido ajeno a la desmemoria, e incluso ha intentado combatirla. En 2014, la Academia Sueca concedió el Premio Nobel de Literatura al novelista francés Patrick Modiano. En «Un pedigrí», su autobiografía, el escritor narró de forma mordaz y desapasionada la colaboración de sus padres durante la ocupación. Toda su obra gira alrededor de esta temática.

Jacques Chirac durante su discurso del 16 de julio de 1995
Jacques Chirac durante su discurso del 16 de julio de 1995 - INA

No todas las fuerzas políticas adoptaron la revisión del pasado en su agenda. «Nunca he considerado al mariscal Pétain un traidor», afirmó Jean-Marie Le Pen durante una entrevista concedida en abril de 2015. «Nunca he considerado como malos franceses a quienes guarden cariño al mariscal», subrayó a continuación. El fundador del partido de extrema derecha Frente Nacional llegó a calificar las cámaras de gas de simple «detalle» en la historia de la Segunda Guerra Mundial. «Cuando se constituye, el Frente Nacional es una amalgama de muchas cosas: ha habido 'pieds noirs', antiguos colaboracionistas de Vichy, miembros de la 'nouvelle droite' o integristas católicos», especifica González Cuevas. «Su hija ha cambiado el programa político y se ha centrado sobre todo en la inmigración musulmana. Los atentados le han favorecido», subraya el historiador. En 2015, París ha sido golpeado dos veces por el terrorismo yihadista: primero en enero, cuando murieron 17 personas durante los ataques contra la revista satírica «Charlie Hebdo» y un supermercado kosher, y luego en noviembre, cuando otras 130 perdieron la vida en la sala Bataclan, el Estadio de Francia y varios bares de la capital.

«¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Cómo un partido reaccionario y xenófobo, motivado, diga lo que diga, por una ideología contraria a los valores de la República, y portador de propuestas tan demagogas como peligrosas, puede aparecer como una solución para más de un elector de cada cuatro?», preguntó a los lectores el diario «Le Monde» en su editorial de este miércoles. El Frente Nacional no es un organismo extraño al panorama político francés, sino un resultado de su historia. «Cuando la izquierda socialista aceptó la globalización y la comunista desapareció, muchos sectores de la clase obrera se pasaron al Frente Nacional, que promete protección económica», señala González Cuevas. Ahora que la formación cuenta «con una base social muy segura», todas las miradas se fijan en las elecciones presidenciales de 2017. Según un sondeo realizado por el Instituto Francés de la Opinión Pública en septiembre de 2015, el socialista François Hollande obtendrá un 19% de los votos en esos comicios. Nicolas Sarkozy, líder del partido de derecha «Los Republicanos», le adelantará con un 25%. Y Marine Le Pen se alzará con la victoria con el 29%.

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