Vladimir Putin termina así su gira griega
Vladimir Putin termina así su gira griega - EFE

Putin peregrina a la ciudad griega que no admite mujeres ni animales del sexo femenino

El presidente de Rusia ha concluído su visita de dos días a Grecia con un viaje al Monte Athos

Atenas Actualizado: Guardar
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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha concluído su visita de dos días a Grecia con una peregrinación al Monte Athos (una región montaños poblada por monjes ortodoxos a la que solo se puede acceder en barco y que está ubicada en la península de Calcídica). Esta es la primera vez que acude a esta zona en diez años.

El viaje del líder ruso no ha sido breve. Y es que, para llegar hasta el Monte Athos ha tenido que volar desde Atenas a Salónica. Allí fue recibido por el ministro de Asuntos Exteriores griego, Nikos Kotziás, y se dirigió hacia Tripití, en la península de Calcídica. Finalmente, desde allí partió en barco al puerto de Daphne, ya situado en esta república monástica.

El Monthe Athos un Estado Monástico Autónomo que, aunque se encuentra bajo jurisdicción de Grecia, se rige por sus propias leyes e incluso no aplica algunas reglas de la Unión Europea. Destaca además por contar con una extensión de unas 33.000 hectáreas y porque no está permitida la entrada a mujeres en sus 20 monasterios ortodoxos (ni a nungún animal de sexo femenino).

En Karyes, la capital administrativa de Athos, Putin fue recibido por la comunidad de monjes. Le esperaba además el presidente de Grecia, Prokopis Pavlópulos, con quien ya tuvo ocasión de reunirse en Atenas en su primera jornada de visita.

Allí Putin asistió a una misa solemne y posteriormente viajará al monasterio de San Pantaleón, conocido como el «monasterio ruso», por la presencia de monjes rusos, que cumple mil años de existencia, lo que ha sido el principal motivo de esta visita. Su última peregrinación a esta región tuvo lugar en septiembre de 2005.

En este monasterio asistirá a otra misa junto al patriarca de Moscú, Cirilo I, quien llegó el viernes al Monte Athos. El monasterio, cuya construcción fue patrocinada por los zares rusos, llegó a tener una población de mas de un millar de monjes rusos a finales de XIX.

Con la llegada del comunismo empezó a deteriorarse, hasta el punto de quedar prácticamente destruido, pero desde el ascenso de Putin al poder en Rusia, el monasterio ha sido ampliamente renovado y ha recuperado su gloria pasada.

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