La pugna interna sobre su relación con Merkel hunde a la socialdemocracia alemana

Las Juventudes creen que el partido SPD desaparecerá si hay Gran Coalición, pero los veteranos sostienen que eso es lo que ocurriría con nuevas elecciones

Martin Schulz se dirige a los medios, en una jornada de negociaciones con la CDU sobre la Gran Coalición, el pasado 4 de febrero en Berlín Efe
Rosalía Sánchez

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Más del 20% de las bases del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) ha enviado ya su voto por correo, por lo que la consulta ha adquirido la calidad de vinculante. Son casi medio millón de militantes y están decidiendo el refrendo del acuerdo de gran coalición al que la directiva del partido ha llegado con Angela Merkel . La votación comenzó el pasado martes y se prolongará hasta la medianoche del 2 de marzo, pero tendremos que esperar al 4 de marzo para conocer su incierto resultado .

Los «Jusos», las juventudes socialdemócratas , llevan a cabo una intensa campaña en contra y sugieren que la directiva dimita en pleno si el resultado es negativo. «Otra Gran Coalición terminará con este partido , perderemos definitivamente nuestro perfil y desapareceremos», defiende el presidente de los Jusos, Kevin Kühnert .

«Si el resultado es negativo, Alemania se verá abocada a una repetición de elecciones y es ahí donde el partido corre el peligro de desaparecer», contradice el vicepresidente del Bundestag, Thomas Oppermann , en referencia a las últimas encuestas de intención de voto, que relegan al SPD al 15,5% de los apoyos, dato que vuelve a batir récord a la baja en la historia del partido y que lo sitúa ya como tercera fuerza política en Alemania, por detrás del partido populista y antieuropeo Alternativa para Alemania (AfD) .

Conflicto generacional

Esta crisis se ha ido cociendo a fuego lento y ha terminado afectando a líneas de flotación del partido, incluso a su propia identidad, teñida de conflicto generacional. «No hacen falta sesudos análisis para entender lo que está pasando. Se trata de una generación de políticos que se aferran a sus cargos, que no dejan espacio a los más jóvenes y que no entienden la política alemana tal y como es hoy en día», espeta el «Juso» Wolfgang Gründiger . «Mire usted la lista de composición de los órganos directivos, mire quiénes están deseando repartirse los cargos de esa gran coalición, y verá nombres que llevan ahí ¡veinte años!... ¡ Mark Zuckerberg no había empezado a pensar en Facebook cuando esta gente dirigía ya el SPD!», añade.

«Los Jusos se empeñan en no reconocer los grandes logros que hemos conseguido en esa negociación, lo mucho que aportaremos a Alemania en materia de pensiones, salarios y ayudas a las familias» , responde la hasta ahora ministra de Trabajo, Andrea Nahles , recién designada nueva presidenta del SPD y cuyo cargo será sometido a votación en el congreso convocado para el próximo 26 de abril. «Tenemos un mandato electoral, tenemos que asumir nuestra responsabilidad y hacer nuestro trabajo. ¡Es demasiado cómodo decir: o gobierno solo o no gobierno», remacha.

Gobierno estable

Martha, abogada y militante del SPD desde los 18 años, ha votado a favor de la Gran Coalición. El bufete del que es socia defiende intereses que cruzan el Canal de la Mancha y sometidos a un alto grado de incertidumbre por el Brexit. «Entiendo las críticas de los "Jusos", pero ninguno de los problemas que señalan se solucionará manteniendo a Alemania más meses sin gobierno. Necesitamos ¡ya! un gobierno estable, experimentado , que pueda llevar en timón estos años. Y mientras hay tiempo para que las estructuras se vayan renovando», dice.

«Lo que ocurre en el SPD no es diferente a lo que está ocurriendo en muchos otros puntos de la política europea», juzga por su parte la bávara Natascha Kohnen, «allí donde las bases perciben que la política no ofrece respuestas, surgen populismos que aprovechan el caldo de cultivo de conflictos no resueltos». Se refiere a populismos tanto de extrema derecha como de extrema izquierda y, sin citarla, a la crisis que afecta al SPD desde que el excanciller Gerhard Schröder aprobase la Agenda 2010 , las reformas liberales y recortes del sistema de bienestar que permitieron más tarde a Alemania mantenerse a flote incluso en lo más duro de la crisis pero que dejaron al partido con la profunda sensación de no estar ya lo suficientemente a la izquierda. En este conflicto interno ven algunos, como el articulista de Süddeutsche Zeitung y gran conocedor del SPD, Hajo Schumacher, una necesidad de terapia.

Saber escuchar

«Hay un gran problema de comunicación. Los unos no son capaces de hablar con los otros. Hay un libro del profesor de Psicología Michael Lukas Moeller que se titula "La verdad es cosa de dos", que habla precisamente de estas situaciones, que solo se superan cuando se es capaz de hablar con los otros y no solamente sobre los otros . Tienen que leerlo y tiene que empezar a hablar con gran franqueza, sin tapujos, pero con ánimos de reconciliación».

Kevin Kühnert, el presidente de los «Jusos» y cabecilla de la rebelión contra la directiva, no va a tumbarse en ese diván. Comentaba esta semana, en un encuentro con la prensa extranjera de Berlín, que «no es cierto que la única alternativa sea la repetición de elecciones, eso en un farol de Merkel… lo que va a pasar es que gobernará en minoría y entonces se verá que el único partido que la apoya en el Bundestag es Alternativa para Alemania y de una vez por todas habrá caído la máscara de Merkel».

Para muchos Kevin Kühnert no es más que una jugada de Sigmar Gabriel que se le ha ido de las manos . Todavía ministro de Exteriores en funciones y presidente del SPD hasta que cedió ese puesto a Martin Schulz para reforzar su candidatura a la Cancillería en las pasadas elecciones, Gabriel trataba de repetir la estrategia de hace cuatro años, cuando las encuestas electorales soplaban en contra y propició la candidatura de Peer Steinbrück , para después exigirle responsabilidades, apartarlo de todo cargo en el gobierno y el partido, y quedarse él de nuevo al mando.

Con Martin Schulz ha pasado lo mismo, excepto que, cuando las feroces críticas de los «Jusos» han propiciado la dimisión de Schulz, Kühnert no ha girado a posiciones más conciliadoras sino que, consciente de su poder, ha seguido pidiendo el voto en contra de la Gran Coalición.

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