Las promesas electorales de Trump, y la realidad un año después de su elección
El hoy inquilino de la Casa Blanca prometió realizar muchos cambios (muchos de ellos afectan al legado de su antecesor, Barack Obama) una vez que asumiera la presidencia de EE.UU. Sin embargo, no le está resultando fácil ejecutar sus planes
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Obamacare: La fallida demolición de la reforma
Ha sido el gran fracaso del primer año de mandato de Trump. Su reiterada promesa de acabar con el sistema de cobertura sanitaria, mediante la contratación de seguros privados, ideada por Obama, ha chocado dos veces consecutivas con los senadores republicanos. El llamado «Trumpcare» fue rechazado en la primera votación . Semanas más tarde, un nuevo intento no llegó ni al pleno, consciente la dirección republicana de la falta de apoyos. Después de su ofensiva verbal con la «incompetencia» conservadora, el indignado presidente decidió actuar por su cuenta. Una primera orden ejecutiva ha servido para suprimir ayudas públicas que sostenían parte de la cobertura. Para Trump, «ineficientes». Para los demócratas, «fundamentales». Para los republicanos más críticos con el presidente, una «amenaza» ante sus votantes, que les llevó a oponerse a la nueva ley, temerosos de que pagar una elevada factura en las urnas en las legislativas del próximo año.
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«Dreamers»: Una salida a cambio del muro con México
El muro a lo largo de los casi 2.000 kilómetros aún sin vallar en la frontera con México está muy lejos de la realidad. El gran reclamo de la campaña electoral de Donald Trump, con el que irrumpió en las primarias republicanas en verano de 2015, en un enfrentamiento con México que aún no se ha disipado, sólo se ha plasmado en forma de prototipos. Con dinero público que todavía no ha recibido el visto bueno del Congreso, empresas estadounidenses están a punto de concluir en San Diego (California) ocho modelos de la que sería nueva empalizada. El presidente Trump ha amenazado con vetar una supuesta solución del Congreso para salvar a los «dreamers» (800.000 indocumentados que entraron como menores en el país), si su muro no recibe el visto bueno a los primeros 2.600 millones de dólares que ha solicitado. Los expertos calculan que el proyecto puede llegar a costar varias decenas de miles de millones.
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Impuestos: Una rebaja que puede salvar su mandato
Donald Trump suspira por que el Congreso saque adelante su plan de reducción de impuestos, llamado a salvar un mandato enrevesado. Convencido de que impulsará la economía estadounidense de forma decisiva, el presidente presiona a una dirección republicana que siempre ha velado por la contención del déficit, pero que ahora abre la mano, consciente de que también su mayoría está en juego. Pese a ello, los tres billones de dólares de déficit extra que habría supuesto el proyecto de Trump tal y como llegó al Congreso, siempre sin contar con los ingresos adicionales de un mayor crecimiento económico, han quedado reducidos ya a 1,5 billones. Y no se descarta que la tramitación limite aún más el desequilibrio de las cuentas, y con ello el alcance de la rebaja fiscal. Aunque las empresas y los particulares verían una notable reducción de impuestos tal y como se encuentra ahora el proyecto, algunas deducciones vigentes han sido suprimidas.
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Poder judicial: Mayoría conservadora en el Supremo
Uno de los escasos éxitos de la gestión de Trump tiene que ver con el poder judicial. Como prometió durante la campaña, el actual presidente logró implantar una mayoría conservadora en la Corte Suprema, con el nombramiento del magistrado Neil Gorsuch. Aunque para que saliera adelante la nominación, Trump necesitó de un entendimiento expreso (esta vez sí) con la mayoría republicana en el Congreso, que modificó el reglamento del Senado y redujo a una mera mayoría simple una votación para la que hasta entonces se necesitaba mayoría reforzada. Pese a las protestas de los demócratas, que habían amenazado previamente con vetar al candidato, Trump y los republicanos pudieron celebrar un nombramiento que satisfizo a las bases más conservadoras del partido. Tras la llegada de Gorsuch al plenario del gobierno judicial, el teórico reparto de fuerzas en la Corte Suprema es de 5-4, en perjuicio de los progresistas.
