Prisión para el médico sueco que encerró a una mujer en un búnker

El propósito del médico era mantenerla encerrada largo tiempo y «obligarla a estar a su servicio como amiga y futura compañera sexual»

Copenhague Actualizado: Guardar
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Un tribunal de Estocolmo condenó hoy a diez años de prisión a un médico sueco por secuestrar a una joven a la que mantuvo encerrada seis días en un búnker construido por él durante años en la región de Escania, en el sur de Suecia.

El individuo, de 38 años y sin antecedentes penales, fue absuelto del delito de violación por falta de pruebas concluyentes, según el fallo de un caso que ha despertado gran expectación dentro y fuera de Suecia y ha generado comparaciones con el del austríaco Josef Fritzl, que mantuvo encerrada en el sótano a su hija durante 24 años.

El médico, que además deberá indemnizar a la víctima con 180.000 coronas suecas (19.177 euros), conoció a la mujer en septiembre a través de una página de contactos y se reunió con ella en Estocolmo

haciéndose pasar por un ciudadano estadounidense.

Dos días después se encontraron de nuevo en el piso de ella, donde le administró un somnífero camuflado en unas fresas, la transportó en silla de ruedas hasta su coche y, de allí, al búnker insonorizado, con dos puertas de metal y código electrónico que había construido junto a su granja en Escania.

El individuo viajó luego a Estocolmo en coche para recoger sus objetos personales, pero se encontró con que la policía había cambiado la cerradura y había colgado un cartel en la puerta, después de que hubiera sido denunciada la desaparición de la mujer.

Seis días después de iniciado el cautiverio, volvió a Estocolmo, esta vez con la mujer, y ambos se dirigieron a comisaría para conseguir las nuevas llaves del piso y disipar las dudas sobre su desaparición, pero las sospechas de un agente, que quiso hablar a solas con ella, precipitaron la detención del hombre.

El fallo, que se basa en el testimonio de la mujer y en las «abundantes» pruebas escritas, considera probado que el propósito del médico era mantenerla encerrada largo tiempo y «obligarla a estar a su servicio como amiga y futura compañera sexual».

El tribunal justificó la dura pena porque el delito había sido planeado de forma minuciosa y el médico había puesto en riesgo a la víctima al drogarla y encerrarla durante días.

El trastorno psíquico que padece el médico, «que no es grave», no puede servir como atenuante para rebajar la condena, según el fallo.

El individuo admitió durante el juicio haber drogado y encerrado a la mujer en un búnker, pero negó los abusos sexuales, y en los interrogatorios aseguró que lo que buscaba era una compañera.

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