El presidente de Filipinas recrudece su verborrea internacional

Rodrigo Duterte amenaza con abandonar la ONU ante las críticas vertidas desde la organización a su sangrienta campaña anti-drogas

-RANGÚN- Actualizado: Guardar
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El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, quien asumiera el cargo el pasado 30 de junio, ha amenazado con abandonar las Naciones Unidas ante las críticas vertidas desde la organización a su sangrienta campaña anti-drogas.

«Tal vez tengamos que decidir separarnos de las Naciones Unidas. Si eres un irrespetuoso hijo de puta (sic), entonces yo me voy», aseguró Duterte el pasado domingo en rueda de prensa.

En contrapartida, el mandatario apela por la creación de su propio organismo. «Invitaría a todo el mundo. Invitaría quizá a China, a los países africanos...», destacó.

Las declaraciones de Duterte se producen apenas días después de que expertos de la ONU instaran al Gobierno de Manila a detener las ejecuciones y asesinatos extrajudiciales intensificados desde la llegada al poder de Duterte.

«En efecto, es una licencia para matar», había asegurado Agnes Callamard, relatora especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, subrayando que «las directivas de esta naturaleza son irresponsables en el extremo y la incitación a la violencia y el asesinato, un crimen de derecho internacional».

Ante el endurecimiento de la verborrea, el ministro de Asuntos Exteriores filipino, Perfecto Yasay, salía este lunes al paso de las declaraciones del presidente Duterte al asegurar que su país no abandonará las Naciones Unidas y que solo se trataba de «una declaración expresando su profunda decepción y frustración».

«Estamos comprometidos con la ONU a pesar de nuestras numerosas frustraciones con este organismo internacional», añadió Yasay.

Más de 600 muertos

Desde que la nueva administración del presidente Rodrigo Duterte asumiera el poder el pasado 30 de junio, al menos 684 presuntos narcotraficantes han sido asesinados en el país.

Ya a comienzos de mes, en un nuevo golpe de autoridad, el mandatario filipino amenazaba con declarar la ley marcial, si el poder judicial se interpone en su campaña anti-drogas.

«Si van a tratar de detenerme, entonces bien. ¿Preferirían que declarara la ley marcial?», aseguró Duterte.

«Por favor, no creen una confrontación, una guerra constitucional, todos vamos a perder», añadió.

Poco antes, el mandatario, apodado «el Castigador», había hecho pública una lista de más de 150 jueces, políticos, policías y militares presuntamente implicados en el tráfico de drogas. La difusión fue criticada por la presidenta de la Corte Suprema, María Lourdes Sereno. Sobre todo, ante los errores de bulto (uno de los mencionados en la lista, el juez Roberto Navidad, fue asesinado hace ocho años).

Convertida en una de sus principales promesas de campaña, Duterte aboga por un plan de recompensas para acabar con los señores de la droga, así como por el regreso de la pena de muerte.

«Si te resistes, muestras resistencia violenta, mi orden a la Policía será disparar a matar. Disparar a matar contra el crimen organizado. ¿Habéis oído esto? Disparar a matar contra el crimen organizado», había aseverado tras conocer su victoria.

«Voy a pedir al Congreso la vuelta de las ejecuciones por ahorcamiento», anunciaba el dirigente en rueda de prensa en su confirmación como mandatario, con su intención de reintroducir la pena capital en el país asiático (abolida en 2006).

Las futuras medidas han dividido Filipinas, donde más del 85% de la población profesa el cristianismo. «Estamos en contra de la pena de muerte y los escuadrones de la muerte», reconocía a ABC Ramón Cabrera Argüelles, arzobispo de la ciudad de Lipa, en la isla de Luzón.

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