La Policía desactiva el explosivo enviado a una farmacia próxima al mercadillo de Navidad de Potsdam

Un empleado de este establecimiento había alertado a la Policía, después de abrir el paquete sospechoso y ver en su interior cables así como dispositivos electrónicos

Esta semana se han abierto por toda Alemania los tradicionales mercadillos de Navidad REUTERS

ROSALÍA SÁNCHEZ

La Policía de Potsdman, a media hora de Berlín, incautó y posteriormente desactivó ayer un objeto explosivo detectado en el centro de la ciudad, en las inmediaciones de un mercadillo navideño y muy probablemente destinado a perpetrar un atentado. El paquete sospechoso, de unos 40 x 50 centímetros y con el envoltorio de un servicio de mensajería, había sido depositado en la puerta de una farmacia adyacente al mercadillo, que fue evacuado en cuestión de minutos. A continuación se acordonó buena parte del centro de la ciudad, mientras las autoridades iban confirmando que el bulto encontrado contenía «una caja metálica con material explosivo o inflamable» para precisar más tarde que se trataba de una sustancia en polvo y tornillos destinados a producir el efecto metralla.

«No puedo creerlo, no es posible que vuelvan a hacerlo» , repetía como un mantra de autosugestión la dependienta de un puesto de aromático vino caliente mientras abandonaba el local guiada por la policía. «Nos sentíamos seguros, han colocado barreras de hormigón en todos los flancos y la verdad es que esto no es Berlín, no pensábamos que una ciudad pequeña pudiera estar en el objetivo», se mentía a sí mismo un vendedor de Lebkuchen, mientras la policía ordenaba a través de megáfonos abandonar el recinto y no volver hasta nueva orden.

Evacuación y confusión

A la evacuación siguió la confusión sembrada por diversos niveles de autoridades, locales, regionales y federales, dispersando informaciones diferentes en cada caso. El portavoz de la policía, Torsten Herbst, declaró que se trataba de un polvo blanco y clavos , pero que no había constancia de que se tratase de un artefacto explosivo. Los clavos habían sido descubiertos en un examen con rayos X y el portavoz pedía a la prensa no especular con la motivación terrorista. «No se apresuren con las conclusiones», relajaba la tensión entre los periodistas.

«Se ha procedido a detonar de forma controlada el paquete sospechoso», «no está claro que se tratara de material explosivo», informaba el Ministerio de Interior desde Berlín. El ministro del Interior del estado federado de Brandeburgo, Karl-Heinz Schröter, anunciaba por su parte la posibilidad de que aparecieran otros paquetes en los alrededores y confirmaba que si no había explotado era porque, por un motivo todavía no determinado por los investigadores, carecía de detonador.

Vigilancia reforzada

Durante las horas que duró la operación policial y hasta que el Ministerio de Interior confirmó que la situación estaba bajo control, Alemania entera aguantó la respiración. Los mercados abiertos llevan apenas cinco días abiertos y este año, además de la ensoñación de la canela y el azúcar, los brillos de los adornos y el olor de la madera recién tallada en inverosímiles miniaturas navideñas, forman parte del escenario parejas de policías con chalecos antibalas y armas de repetición cruzadas en el pecho. «La amenaza sigue ahí, pero nos hemos asesorado bien, hemos puesto los medios y la vida continúa», declaraba Michael Roden, presidente de la Asociación de Mercadillos, satisfecho con las medidas tomadas, como la contratación de personal de seguridad, el aumento de cámaras de vigilancia e incluso perros que rastrean explosivos, aunque reconocía que «en las actuales circunstancias, la seguridad nunca estará garantizada al cien por cien».

El próximo 18 de diciembre, la canciller Merkel recibirá en la Cancillería de Berlín a familiares de las víctimas del atentado yihadista en el que, hace un año, el refugiado tunecino Anis Amri segó la vida de 12 personas en la Breitscheidplatz. «La alerta ya ha pasado. He venido a tomar un Glühwein (vino caliente especiado)», decía anoche el alcalde de Potsdam, Jann Jakobs, «para demostrar que podemos seguir celebrando tranquilamente».

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