Una pareja se abraza ante el homenaje a los agentes caídos en la matanza de Dallas a las afueras del departamento de policía
Una pareja se abraza ante el homenaje a los agentes caídos en la matanza de Dallas a las afueras del departamento de policía - AFP

El pistolero de Dallas planeaba ataques más devastadores

Herido antes de morir, escribió con su sangre la iniciales «RB», por ahora sin significado

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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La maldad de Micah Johnson no se limitaba al mortífero ataque que costó la vida a cinco policías de Dallas e hirió a otros siete. El reservista del ejército, afroamericano, de 25 años, había estado planeando durante mucho tiempo atentados de resultados más devastadores, utilizando bombas con el material que los investigadores encontraron en su casa. El jefe de Policía de la ciudad texana, David Brown, desveló ayer que en sus malévolas prácticas, que apuntaba en un diario de asalto y tácticas de guerrilla urbana, había detonado explosivos, además de practicar tiro. La mayor parte de esas pruebas las había llevado a cabo en el jardín de su casa.

Los expertos policiales están convencidos de que Johnson se disponía a llevar a cabo distintos ataques en el norte de Texas, y todos ellos para matar más agentes.

Pero creen que aceleró sus planes cuando se organizó la manifestación de protesta por los dos afroamericanos muertos el martes y el miércoles, lo que le facilitó la oportunidad de atacar contra la alta concentración de policías que requería la seguridad de la marcha de protesta. «Para él se presentó la oportunidad», afirmó Brown. Más tarde, cuando fue acorralado por la Policía y se abrió una negociación para que se rindiera, reconoció que su pretensión era «matar a muchos blancos, sobre todo a policías blancos». También amenazó con haber colocado bombas en la ciudad, aunque finalmente se comprobaría que no era cierto.

Pese a los últimos mensajes de la investigación, el responsable del cuerpo de Policía de Dallas no quiso ayer dar por cerrado que Johnson hubiera actuado solo en su ataque. En declaraciones a la cadena de televisión CNN, Brown fue especialmente cauteloso: «No hemos descartado al cien por cien que trabajadra sin cómplices». Y añadió que el proceso de investigación «no hace de menos ni una sola pista, ni una sola posible prueba, antes de descartar nada». El jefe de Policía aseguró que se está analizando también todo el contenido del portátil y el teléfono móvil del pistolero.

Otro de los detalles no conocidos hasta ahora es que minutos antes de morir, tras su barricada situada en el segundo piso del garaje del edificio llamado El Centro College, Johnson escribió con su propia sangre sobre el muro del garaje las iniciales «RB». La deducción policial es que el pistolero ya estaba herido, posiblemente alcanzado por alguno de los disparos de los agentes, aunque los expertos todavía no lo habían confirmado. La Policía no descarta que la interpretación de las letras, que estaban siendo analizadas ayer, pueda conducir a nuevas pistas que den con un posible colaborador del asesino.

Cuando el periodista de la CNN, Jake Tapper, preguntó al jefe de Policía si era verdad que el negociador que se puso en contacto con el pistolero era negro, confirmó que sí. Pero aclaró que a Johnson «tampoco le importó demasiado, porque nos seguía disparando mientras se producía la charla». Brown, también afroamericano, concluyó que «tampoco eso nos llevó a un final pacífico».

También salió al paso el responsable policial de las críticas recibidas por haber utilizado una bomba, transportada por un robot de desactivación de explosivos, para matar al pistolero. Una defensa en la que cerró filas con el alcalde de la ciudad, el demócrata Mike Rawlings. Era la primera vez que un cuerpo de policía local utilizaba ese método. Brown destacó el «enorme peligro» que suponía el sospechoso, quien además rechazó una y otra vez la posibilidad de rendirse. «Creemos que tomando esa decisión salvamos vidas». El alcalde había declarado que «no fue una decisión fácil, porque también teníamos en la seguridad de los agentes». Para Rawlings, el hallazgo de un arsenal en casa de Johnson avaló la decisión.

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