¿Qué pasa ahora con el Brexit?

La fractura que abrió la consulta europea no se ha cerrado. May no modificará el calendario de las negociaciones formales con la UE, que empezarán dentro de diez días, como estaba previsto.

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Convulsión en la política británica, que es también la de toda Europa ante el problema del Brexit. Theresa May ha perdido la apuesta a cara o cruz de sus elecciones anticipadas. El adelanto de los comicios para acabar con un Corbyn que parecía hundido en las encuestas y dotarse de una mayoría más sólida ha acabado justamente en lo contrario: May ha perdido la mayoría absoluta que heredó de Cameron, dejándose 12 escaños, y Corbyn sale muy reforzado al ganar 29 diputados. Pese al resultado, May ha pedido a la Reina formar gobierno con la ayuda del partido unionista norirlandés DUP,. Pero esta vez los unionistas pondrán un precio más caro, demandan un Brexit suave, en las antípodas de lo que ha venido preconizando May, una antigua “remainer” que se pasó a la versión dura de la salida de la UE por intereses partidistas de cocina interna.

El diagnóstico de estas elecciones para Corbyn es que “la gente de este país ha dado la espalda a la austeridad tory”. Pero es una lectura demasiado simple de estos comicios, donde sin duda al final ha pesado la sombra alargada del Brexit: muchos votantes oscilantes entre tories y laboristas, pero que en el referéndum europeo se inclinaron por la permanencia, no estaban contentos con la deriva de May hacia el Brexit duro. La primera ministra ha abogado por la salida inmediata del mercado único y la unión aduanera, controles estrictos de la inmigración para reducirla a cien mil personas al año (hoy son 273.000) y se ha resistido a reconocer ya los derechos de los ciudadanos comunitarios que viven en el Reino Unido.

Esta mañana suena a sarcasmo la frase que May ha enfatizado cada día durante 50 jornadas de precampaña y campaña electoral: “Un liderazgo fuerte y estable para desarrollar el Brexit”. Las negociaciones empiezan dentro de tan solo once días y el Reino Unido puede afrontar en una posición vulnerable el reto más serio que tiene sobre la mesa en 43 años: la salida de la UE, que ya empieza a acusar la economía. Además el país sigue partido en dos, la fractura que abrió la consulta europea no se ha cerrado.

En su primera intervención tras entrevistarse con la Reina, la conservadora anunció que no modificará el calendario de las negociaciones formales con la UE, que empezarán dentro de diez días, como estaba previsto. La alocución fue muy breve, pero le dio tiempo a repetir alguno de los eslóganes de su fallida campaña electoral, como “construiremos un país en el que nadie se quede atrás”. No hubo ningún atisbo de autocrítica, ni de que vaya a suavizar su concepción del Brexit tras el toque de atención de las urnas.

Pero May ya no tendrá vía libre para negociar porque deberá escuchar al DUP y a la facción de su partido que no apuesta por un Brexit duro. Una falta de acuerdo con la UE podría asustar a los mercados financieros, empañar la reputación de Londres como uno de los dos principales centros financieros del mundo y sembrar el caos en las economías europeas.

Reacciones en Bruselas

El negociador jefe del a Unión Europea (UE) para el "brexit" ha señalado tras las elecciones que las negociaciones de salida deben empezar «cuando el Reino Unido esté listo» y recordó que «el calendario y las posiciones» de Bruselas «están claros».

El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, confía a su vez que el resultado no tenga impacto en las negociaciones. «Nosotros podemos abrir las negociaciones mañana a las 09.30 de la mañana. Esperamos una visita de Londres, esperamos no experimentar retrasos adicionales en la conclusión de las negociaciones», agregó el jefe del Ejecutivo comunitario.

Más tajante ha sido el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dejando claro que aunque se retrase el inicio de la negociación del brexit no habrá nignuna prórroga. El plazo de dos años, por tanto, sigue corriendo y la incertidumbre es mayor que nunca.

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