Sigmar Gabriel con la recién elegida secretaria general del SPD, Katarina Barley , durante el congreso del partido este viernes en Berlín
Sigmar Gabriel con la recién elegida secretaria general del SPD, Katarina Barley , durante el congreso del partido este viernes en Berlín - Reuters

El Partido Socialdemócrata alemán «castiga» a su líder Sigmar Gabriel

El vicecanciller es reelegido presidente del SPD por el 74,3% de los votos, en una votación que no puede considerarse con éxito por debajo del 90%

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El pasado martes, cuando Sigmar Gabriel le daba las buenas noches a su hija de tres años y medio, la niña le preguntó contrariada si tendrá que seguir yendo siempre a reunirse con Angela Merkel. «Solo hasta 2017», respondió al reproche el papá, vicecanciller alemán y presidente del Partido socialdemócrata (SPD). Este viernes contaba esta anécdota en el congreso anual que celebra el partido en Berlín, dando a entender con ella que en 2017 irá a por la Cancillería, pero los delegados se sintieron más identificados con la decepción de la pequeña por el papel de segundón de su padre que seducidos por el canto de sirenas de las próximas elecciones generales. La anécdota le salió por la culata y fue reelegido solamente por el 74,3% de los votos, en una votación que no puede considerarse con éxito por debajo del 90%. El propio Gabriel calificó el resultado como «castigo» por lo difuminado de su papel dentro de la gran coalición.

El SPD ya sufrió en sus propias carnes lo que significa electoralmente formar gran coalición con Merkel. Durante la primera legislatura de la canciller, la convivencia en el gobierno desdibujó el perfil socialdemócrata hasta lo indecible y sus siguientes resultados electorales fueron históricamente bajos. La presente legislatura amenaza con una repetición de la jugada.

Gabriel ha sido cómplice de Merkel en las políticas europeas de austeridad

Gabriel ha sido cómplice de Merkel en la imposición de las políticas europeas de austeridad, aunque este viernes se esforzase por asegurar en su discurso que «le he repetido muchas veces a Merkel que no debe imponer el dictado de la austeridad en Francia, si me hubiera escuchado tal vez la señora Le Pen no habría llegado tan lejos».

En la cuestión de los refugiados, el SPD cosecha el descontento de un electorado alemán desbordado por la realidad que está sufriendo y no rentabiliza el esfuerzo por mantener la política de puertas abiertas ante una CDU mucho más cerrada que la misma canciller al respecto. La hiperactividad de Merkel en asuntos internacionales, que la lleva a ocuparse personalmente de las frecuentes conversaciones telefónicas con el resto de líderes globales, apenas deja visibilidad a su ministro socialdemócrata de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier y la identificación de Alemania con Merkel, tanto de puertas adentro como desde el resto del mundo, hace olvidar a menudo que en Berlín gobierna una gran coalición.

A la sombra de Merkel

El resultado de este espejismo es tangible en las encuestas. Mientras la CDU de Merkel obtendría un 38% de los votos si hubiese hoy elecciones, el SPD no llegaría al 24%. «No debemos actuar obsesionados por las encuestas, sino por nuestras convicciones», se escudó Gabriel en su discurso, negándose a reconocer que su estrategia inicial de crispar la gran coalición a mitad de legislatura para comenzar a trabajar en el perfil propio de cara a las elecciones de 2017 ha quedado pequeña ante los grandes retos a los que Alemania se ha tenido que enfrentar en estos meses. Y en ellos Gabriel siempre queda a la sombra de Merkel.

Incluso en la decisión de enviar 1.200 soldados y aviones Tornado de reconocimiento a Siria, controvertirá para buena parte de las bases de su partido, Gabriel ha aparecido en escena como más merkelista que la propia Merkel. «Pero en 2017 por lo que el electorado nos preguntará es por qué ideas tenemos cada uno para el futuro», decía esperanzado este viernes, amparándose en la pobre consigna: «Aprovechemos hasta entonces el tiempo para decepcionar a los que nos anuncian los peores augurios».

Ver los comentarios