Obama y Biden entran en la Sala Roosevelt para hacer una declaración sobre Guantánamo
Obama y Biden entran en la Sala Roosevelt para hacer una declaración sobre Guantánamo - AFP

Obama lanza su plan final para cerrar Guantánamo antes de dejar el poder

Volverá a toparse con la oposición del Congreso a aceptar presos en Estados Unidos

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
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El presidente Obama lanzó este martes su apuesta final para cumplir con una de las principales promesas que le llevaron al poder en enero de 2009: el cierre de la prisión de la base de Guantánamo. La cárcel para albergar a yihadistas, polémica por los excesos cometidos desde su puesta en marcha por el presidente George W. Bush, tras los ataques del 11-S. No le va a ser fácil. El plan elaborado por el Pentágono, remitido también ayer al Congreso, topa con los mismos obstáculos que han obligado a Obama a la estrategia de ir reduciendo uno a uno los reclusos en la prisión, la mayoría de ellos mediante su envío a otros países, previo entendimiento bilateral. De los 242 con que se encontró al llegar a la Casa Blanca, hoy quedan sólo 91.

Obama defendió este martes su plan apelando a que «refuerza la seguridad nacional», al «restar argumentos a la propaganda terrorista», que denuncia la falta de garantías jurídicas y las torturas de sus militantes. Tras lo que propuso «cerrar ya este capítulo de nuestra historia y seguir avanzando como país». A las razones políticas añadió la del ahorro económico, que valoró en unos 335 millones en diez años, según el plan remitido por el Pentágono al Congreso, también ayer. Su presidente-portavoz, Paul Ryan, hizo valer la mayoría republicana para recordar a Obama la ilegalidad de que las cárceles en territorio norteamericano acepten reclusos de Guantánamo: «Es ilegal y seguirá siendo ilegal». Empieza la cuenta atrás para una negociación en la que Obama todavía confía.

El presidente estadounidense, a quien le restan apenas diez meses para hacer valer su propuesta, con el escollo añadido de la refriega electoral, recurrió este martes a todos los argumentos en su mano. Incluida la postura proclive al cierre del portavoz republicano en la comisión de seguridad del Senado, John McCain, y la reducción de reclusos que el propio Bush ya había iniciado al final de su mandato. Ayer, McCain no cerró toda las puertas, pero fue muy crítico con un plan «lleno de ideas vagas». Además de las reticencias políticas, los republicanos no quieren complicarse un año electoral con la que sería una patata caliente para su partido, con la mayoría de sus candidatos apostando por la continuidad de la prisión. Y hay más escollos: ninguno de los cargos electos, ya sean republicanos o demócratas, acepta que su Estado albergue a terroristas.

Un nudo gordiano

El plan de Obama para terminar de deshacer el nudo de Guantánamo hasta su vaciamiento, empezaría por el envío de otros 35 prisioneros más al extranjero, trámites que están pendientes de aprobación. De los 56 restantes, el presidente aclaró que se gestionaría inmediatamente el traslado a centros penitenciarios a 46 «detenidos de guerra», mientras que el destino de los diez más peligrosos, con cargos por terrorismo, se negociaría en el Congreso. La propuesta contempla hasta trece posibles prisiones. Entre ellas, dos en Colorado, una en Carolina del Sur y otra en Kansas, así como media docena de actuales bases militares. Es el gran escollo legal. Para salvarlo, Obama reclama una reforma de la ley.

En principio, Obama va a intentar apurar la negociación en el Congreso. Si los republicanos hacen valer su mayoría y rechazan modificar el texto legal, el presidente no descarta aprobar órdenes ejecutivas para el traslado de los presos. El argumento de la Casa Blanca es que la Constitución se lo permite. En tal caso, el futuro presidente se encontraría con un problema pendiente de resolución jurídica, probablemente en manos de la Corte Suprema, ante el previsible recurso republicano. Obama ya firmó la orden ejecutiva de cierre a los pocos días de tomar posesión, en enero de 2009, pero, paradójicamente, entonces los líderes demócratas fueron decisivos para bloquear la partida económica de 80 millones que se iba a destinar entonces al cierre. Por eso, ni siquiera es descartable hoy que Obama termine tirando la toalla y renuncie al cierre de Guantánamo.

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