Paul Nuttall ayer tras depositar su voto
Paul Nuttall ayer tras depositar su voto - REUTERS

Nuttall, el líder de UKIP, dimite tras su descalabro

El partido, que llegó a ganar las elecciones europeas del 2014, apenas ha obtenido el 2% de los votos

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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Paul Nuttall, el fallido líder del partido eurófobo populista UKIP, ha dimitido con «efecto inmediato», después de que la formación fuese incapaz de obtener un solo diputado y sufriese una brutal pérdida de apoyo. Ha pasado de obtener el 12,6% de los votos bajo la dirección del carismático y pintoresco Nigel Farage a quedarse solo en un 2%. El propio Nuttall, que ya había fracasado en varios intentos anteriores de ser diputado, ha sido esta vez tercero en su circunscripción electoral, Boston y Skegness, donde solo obtuvo 3.308 votos, 10.000 menos de los que logró allí UKIP hace dos años, lo que da idea de su prestigio y pegada electoral.

Nuttall afirmó que UKIP es «víctima de su propio éxito al haber conseguido traer el Brexit».

Y es cierto, la formación xenófoba se quedó sin razón de ser toda vez que ganó el Leave y su aspiración de siempre quedó cumplida. Nigel Farage, el anterior líder, ya ha amagado esta mañana con volver a la política, porque cree que con estos resultados electorales «el Brexit están amenazado», un diagnóstico que comparte Nuttall.

Hoy, en plenos oficios fúnebres por UKIP, resulta asombroso recordar que la crecida del partido eurófobo, que robaba votos en graneros conservadores, fue uno de los motivos que llevaron a Cameron a convocar un referéndum sobre la UE, que a la postre acabó con su carrera política. UKIP llegó a ganar las elecciones europeas de 2014, su hito máximo, pero nunca ha tenido suerte en Westminster, en parte perjudicado por el sistema electoral británico. La formación es atrabiliaria, con todo tipo de broncas internas. Fue sonora la pelea de dos de sus eurodiputados en Estrasburgo, que acabó con uno de ellos hospitalizado. El partido de la pinta y el cigarrete parece llamado a disolverse, aunque Nuttall abogó por «refundarlo y darle un nuevo nombre», eligiendo un nuevo líder en el congreso de septiembre.

El líder saliente, historiador de formación, es de una localidad cercana a Liverpool y católico practicante. En la campaña, aunque nadie le prestó mucha atención, se intentó distinguir con declaraciones chirriantes. Por ejemplo, abogó por reinstaurar la pena de muerte y dijo que él mismo estaría dispuesto a ejecutar a terroristas y otros criminales autores de delitos muy graves.

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