Un policía toma muestras en el lugar del atentado en Londres
Un policía toma muestras en el lugar del atentado en Londres - EFE

La nueva legislación antiterrorista se centra en el «hackeo» y las tecnologías

Entró en vigor a finales de 2016 y ha sido criticada como «muy intrusiva»

LONDRES Actualizado: Guardar
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A finales del año pasado, la prensa de izquierdas y algunas ONG como Amnistía Internacional pusieron el grito en el cielo por la aprobación de una nueva ley antiterrorista en el Reino Unido, que presentaron como «una de las más draconianas de Europa».

La Investigatory Powers Act de 2016 concede nuevos poderes a las fuerzas policiales para inspeccionar y actuar en todo el territorio de las nuevas tecnologías, sin pasar por el largo conducto tradicional de las autorizaciones judiciales. En concreto, la nueva legislación permite a la Policía británica, a las agencias de Inteligencia y a una serie de agencias del Gobierno que filtren y supervisen información en internet sin una orden judicial.

La ley permite, además, a la Policía y a los servicios secretos intervenir equipos, «hackear» ordenadores y móviles, dentro de sus operaciones en casos relacionados con la seguridad nacional.

En su informe de 70 páginas denominado «Peligrosamente desproporcionado», Aministía Internacional (AI) denunció la nueva legislación como un paso más en la dirección del Gran Hermano. Según AI, la ley permite «vigilancias masivas» y deportar a personas a países donde está vigente la tortura.

El Reino Unido mantiene desde hace dos años el nivel «grave» de alerta antiterrorista, el segundo más elevado.

En el marco del nuevo esfuerzo preventivo de la Policía británica, más de 200 agentes de la metropolitana de Londres participaron a finales de la semana pasada en el ensayo de una operación antiterrorista en la que simularon un ataque contra un barco de pasajeros en el río Támesis, no muy lejos del lugar de la tragedia del pasado miércoles.

Agentes armados interceptaron en el este de la ciudad la embarcación, en la que viajaban decenas de personas que supuestamente habían sido secuestradas por un grupo terrorista, integrado por policías que tomaban parte en el ejercicio.

«Riesgo persistente»

En el ensayo participaron asimismo el servicio de ambulancias de Londres, la autoridad portuaria, el Servicio de Guardacostas y el Cuerpo de Bomberos de la capital británica.

El comandante al frente del operativo declaró a los medios que el ejercicio no responde a ninguna amenaza en particular, sino que tuvo como objetivo probar la capacidad de las fuerzas de seguridad para hacer frente a situaciones de emergencia.

«Hemos visto diversos incidentes en el extranjero en los últimos años, como en Niza y Berlín. Hemos visto diferentes metodologías y, por supuesto, el río (Támesis) transcurre justo por el medio de Londres, así que por qué no deberíamos estar preparados para algo así», comentó Harrington.

El ejercicio se produjo dos semanas después de que el responsable de la unidad antiterrorista de la policía de Londres, Mark Rowley, revelara que los servicios secretos británicos han abortado 13 potenciales ataques terroristas en el Reino Unido en menos de cuatro años.

La amenaza de sufrir atentados inspirados por el grupo terrorista Daesh es un «enorme riesgo persistente que no podemos ignorar», advirtió en la prensa hace días Max Hill, nuevo encargado independiente de revisar la legislación antiterrorista británica.

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