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«Nosotros no llevamos burka»

El ministro de Interior de Merkel, Thomas de Méiziere, en un artículo publicado en el diario de mayor difusión, Bild Zeitung, trata de resumir en diez puntos las claves de la identidad de los alemanes

Berlín Actualizado: Guardar
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¿Quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos los alemanes? Esas son las preguntas a las que trata de responder el ministro de Interior de Merkel, Thomas de Méiziere, en un artículo publicado en el diario de mayor difusión, Bild Zeitung, y en el que trata de resumir en diez puntos las claves de la identidad de los alemanes. Y en uno de esos puntos, en severa contradicción con la tesis de Merkel, que en 2015 suscribió la opinión del expresidente Wulff sobre que «el Islam forma parte de Alemania», el ministro zanja la cuestión afirmando que «nosotros no llevamos burka», sentando las bases de lo que promete ser una campaña electoral con faceta religiosa.

«Con algunas de estas tesis quiero abrir un debate sobre una cultura dominante en Alemania.

Quien está seguro de su propia cultura, es fuerte», escribe el político conservador, que considera que las costumbres forman inevitablemente parte de la cultura dominante en un país. «En Alemania la gente se estrecha la mano para saludarse, muestra su rostro y dice su nombre», apunta en referencia a costumbres árabes diferentes a estas y que a menudo se ven hoy en día en las grandes ciudades germanas. « Nosotros no usamos burka», sentencia a continuación, una frase que apenas ha sido publicada ha sido tomada como objeto de polémica.

«Solo pueden entenderse esas declaraciones como una maniobra para mostrar independencia de Merkel», ha sido la reacción del presidente del Partido Liberal (FDP) Christian Lindner, que recuerda que «Merkel y la CDU llevan en programa una política de inmigración moderna, abierta y con defensa legal de las libertades religiosas». «Guiño a la derecha más dura», ha dicho en Twitter el verde Jürgen Trittin. «Vergonzosa escenificación», ha sido la reacción del número dos de los socialdemócratas (SPD) Thorsten Schäfer. Desde el partido anti euro y anti extranjeros Alternativa para Alemania, Frauke Petry ha acusado a «quien ha pasado varias legislaturas torpedeando esa cultura dominante de haberse convertido convenientemente cuando llegan las elecciones».

«Cuando digo nosotros, me refiero a los ciudadanos de nuestro país», continua de Maiziére en su artículo, «No todo el mundo que se aloja en nuestro país forma parte de nosotros. En nuestro país hay muchas personas que viven aquí durante largos períodos de tiempo, pero no todas ellas forman parte de ese nosotros», precisa. «Otras identidades, otras costumbres pertenecientes a otros países no son mejores ni peores que las nuestras, sencillamente son diferentes», anota.

De Maiziére recuerda que la cultura dominante no desprecia otras culturas, pero es ella la que debe inspirar las leyes básicas del país al que pertenece, como la constitución alemana. «La cultura dominante es exactamente lo que buscamos cuando viajamos a otro país, para experimentar otra cultura», señala, e identifica como parte irrenunciable de la cultura alemana el hecho de llevar la cara descubierta. «Dar la cara es incluso una expresión, una frase hecha de gran valor social de democrático», recuerda, justificando indirectamente la decisión del Parlamento nacional alemán, el Bundestag, que el pasado viernes aprobó un proyecto de ley que prohíbe la utilización del velo islámico que cubre todo el rostro para funcionarias, argumentando que «cubrir el rostro por motivos religiosos o ideológicos contradice la neutralidad requerida entre los funcionarios de Estado».

El ministro también identifica como rasgos de la cultura dominante en Alemania la educación general, la cultura del esfuerzo, el legado de la historia alemana con una relación especial con Israel, así como la riqueza cultural. Precisa en el artículo que el marcado carácter cristiano de Alemania no evita una apertura hacia otras religiones, pese a ser un «Estado ideológicamente neutral» y reconoce asimismo que la sociedad germana está orientada hacia la consecución del consenso y que aboga de forma comprometida por la democracia, defendiendo que la fuerza y la seguridad interior de la propia cultura conducen a la tolerancia hacia los demás.

En su artículo, De Maiziére tampoco evita la mención a un «patriotismo ilustrado” que, según el político de la Unión Cristianodemócrata ( CDU), pasa por amar a su país sin odiar a los demás. A este respecto la canciller Merkel ha declarado inmediatamente antes de la primera vuelta de las elecciones francesas que «el nacionalismo es exactamente lo contrario del verdadero patriotismo» y su ministro parece, quizá, enfatizar algo más en la desvinculación del populismo en el concepto «patriotismo».

Sus críticos ven en la publicación un intento de la CDU de Merkel de seducir y recuperar a sus tradicionales electores, de ideología conservadora y que en los últimos tiempos se han visto tentados por orientar su voto hacia el partido populista de derechas Alternativa para Alemania (AfD), que defiende un discurso crítico con los refugiados, el islam, la UE y, en general, con todo aquello que no tenga que ver con los valores

tradicionales alemanes. De Maiziére indica en el mismo texto que los lazos de Alemania con Occidente, su adhesión a Europa y una memoria colectiva común de tradiciones, eventos y lugares forman también parte de esta cultura identitaria alemana, dejando así tan fuera de la cultura dominante a la extrema derecha de Alternativa para Alemania como a las mujeres con burka.

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