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Vídeo difundido por el grupo activista Aleppo Media Center - AMP

El niño que representa el sufrimiento de Alepo

Omran Daqneesh se ha hecho viral tras difundir un vídeo en el que aparece cubierto de polvo y ensangrentado en una ambulancia

MADRID Actualizado: Guardar
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Omran Daqneesh tiene cinco años. Cualquier niño a su edad un día de agosto debería estar en el parque, con sus padres y amigos, jugando con sus juguetes o pegándole patadas a un balón. Feliz y sonriendo. Omran en cambio no puede. Omran no puede salir a la calle libremente, porque corre el peligro de que le caiga una bomba encima. Omran no puede jugar tranquilamente con sus padres y amigos. Omran por no poder, ya no puede ni sonreír. Omran nació en guerra.

El niño de cinco años sobrevivió anoche a otra oleada de bombardeos sobre la ciudad siria de Alepo, en lo que es ya una de las guerras más crueles, sangrientas y despiadadas jamás vistas.

Nadie está a salvo, ni los niños como Omran. Él ayer fue herido por las bombas de un régimen, el de Al Asad, que recibe el apoyo en forma de bombardeos de Irán y Rusia. Así lo informa el Aleppo Media Center (AMC), un grupo opositor al Gobierno sirio que recoge las atrocidades de la guerra en forma de vídeo para que sean observadas por el mundo entero.

«El niño fue rescatado de entre los escombros del edificio que fue bombardeado ayer, y fue trasladado directamente al hospital para recibir tratamiento, toda su familia quedó atrapada bajo los escombros también fueron todos rescatados de los equipos de defensa civil de Alepo», cuentan los rebeldes que han difundido el vídeo. Los padres de Omran afortunadamente también sobrevivieron y llegaron poco después al hospital. Sólo entonces fue cuando él rompió a llorar, según informa Sophie McNeill, corresponsal de ABC News Australia.

En este, se muestra el caos entre los escombros y a varias personas ayudando a meter a los heridos en una ambulancia.

Omran aparece sentado con la mirada perdida, cara de susto y callado, sin mediar palabra. El niño está lleno de polvo y con media cara ensangrentada. Omran se restriega la cara con el brazo, intentando quitarse de una pasada toda la sangre escupida en su rostro. Al verse la mano llena de color rojo se intenta limpiar en la silla, intentando quitar de su piel las manchas del horror de la guerra. Una guerra que ya había empezado cuando él nació y que sigue su curso sin previsión de una pronta finalización.

En Alepo, donde vive Omran, la situación se ha recrudecido tras conseguir los rebeldes romper el sitio del régimen de Al Asad. Las fuerzas leales a él no dejan de bombardear desde entonces los barrios controlados por los rebeldes en un intento a la desesperada por no ser encerrados en las pocas zonas de la ciudad que quedan en su poder.

Si se sigue viendo el vídeo se muestra a otro niño que meten en la ambulancia, que, a pesar de no haberse hecho viral, sufre el mismo terror diario que el pequeño Omran. Las personas que aparecen intentar rescatar a los heridos bajos los escombros, algunos aparentemente con pocas opciones de sobrevivir.

El corresponsal del diario inglés The Telegraph, Raf Sanchez, ha publicado una imagen de Omran tras haber recibido tratamiento, en la que sale con una aparatosa venda que le cubre la mayor parte de su cabeza. La enfermera que le ha tratado ha dicho que el pequeño ni ha llorado ni se ha quejado mientras le curaban las heridas, sólo pedía ver a sus padres.

Sanchez informa que el ataque se ha producido en el barrio de Qaterji y que otros tres niños y tres adultos aparte de Omran resultaron heridos. El periodista también informa de que por la mañana hubo otro bombardeo sobre el barrio y que el hospital M2 en Alepo está recibiendo numerosos heridos e incluso personas sin vida.

Los activistas de la oposición siria ya consideran a Omran un héroe. Con su imagen trasciende todo el sufrimiento que hora tras hora, día tras día, sufre la población civil que no puede huir de una ciudad atacada indiscriminadamente.

Al pequeño ya le coronan en un trono y le nombran su «representante en el mundo». Los padres sin embargo no quisieron mostrarse ni hablar ante la prensa por miedo a represalias del gobierno de Al Asad. Omran sólo tuvo el infortunio de nacer en un país en guerra y no poder jugar tranquilamente en la calle como cualquier niño de su edad.

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