Murad y Aji Bashar, víctimas del genocidio yazidí, reciben el Premio Sájarov

El galardón se concede a personas u organismos que han contribuido de manera excepcional a la lucha por los derechos humanos

ESTRASBURGO Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

De esclavas sexuales de Daesh a portavoces yazidíes. Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, dos jóvenes iraquíes secuestradas en agosto de 2014 por el grupo terrorista, ha recibido este martes el Premio Sájarov 2016 a la Libertad de Conciencia en el Parlamento Europeo(PE). Un galardón que recompensa el combate de ambas por la defensa de los yazidíes, una minoría religiosa cuyas raíces se remontan a 4.000 años de antigüedad, asentada sobre todo en el Kurdistán iraquí y masacrada por Daesh, que la considera «adoradora del diablo».

Las dos son originarias de Kocho, un pueblo de la región montañosa de Sinyar, al noroeste de Irak, cerca de la frontera con Siria, un enclave estratégico entre Raqqa (Siria) y Mosul

(Irak). Hace dos años y cuatro meses los yazidíes de esa región sufrieron uno de los primeros genocidios del siglo XXI, al menos 5.000 varones fueron asesinados, más de 7.000 mujeres y menores secuestrados y un número indeterminado de personas murieron de hambre y sed en las montañas por las que huyeron de los yihadistas.

La lucha de Murad

Murad tiene 23 años y ha recorrido el mundo para contar su drama: en diciembre de 2015 lo hizo ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que la nombró el 16 de septiembre pasado embajadora para la dignidad de las víctimas del tráfico de seres humanos; unos días más tarde, el 10 de octubre, recibió el premio Vaclar Havel de derechos humanos del Consejo de Europa y el 27 del mismo mes fue elegida, junto a Aji Bashar, Premio Sájarov 2016. Nadia, que pasó tres meses entre las garras de Daesh, violada y maltratada, hasta que logró fugarse y llegar como refugiada a Alemania, donde reside, ha sido candidata además al Nobel de la Paz.

Defendida por la celebre abogada Amal Clooney, que quiere llevar el genocidio yazidí -reconocido por la ONU- ante el Tribunal Penal Internacional (TPI), la joven encabeza el proyecto «la Iniciativa de Nadia» para luchar contra Daesh, ayudar a las víctimas y para que se documente la masacre cometida contra su pueblo. Iniciativa cuenta con el asesoramiento, entre otros, del argentino Luis Moreno Ocampo, primer fiscal jefe del TPI. Cuando fue premiada con el Sájarov, Murad se lo dedicó a «todas las mujeres que aún esperan ser liberadas». Según la ONU, unos 3.200 yazidíes siguen cautivos del grupo terrorista: las mujeres y niñas son usadas como esclavas sexuales y los niños, adoctrinados y enviados a combate.

La historia de Lamiya

Menos conocida es Lamiya, de 19 años, que estuvo presa de Daesh durante 20 meses, hasta que en abril pasado su familia pagó un rescate, pero en su regreso atravesó un campo minado y resultó herida grave. En Alemania, donde llegó como refugiada por motivos médicos, ayuda a otros yazidíes. «Les suplico: eliminen por completo al Daesh», dijo Murad en junio pasado ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU: «Los culpables deben ser juzgados», añadió.

Las dos premiadas han vuelto a pedir este martes apoyo internacional para llevar a Daesh ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) por el genocidio al pueblo yazidí y para establecer una zona de protección para las minorías en Irak. «Esperamos del Parlamento Europeo y del mundo que lleve el genocidio de los yazidíes hasta el Tribunal Penal Internacional para hacer justicia y que rinda cuentas el autodenominado Estado Islámico para que evitar que en el futuro no se comentan estas atrocidades», ha clamado Aji Bashar en su discurso ante la sesión plenaria del PE. «Creo -ha añadido en su alocución Murad- que la comunidad internacional tiene que establecer además una zona o zonas de seguridad para estas minorías en Irak, coordinadas por el Gobierno iraquí y las autoridades del Kurdistán». Y si no, ha continuado Murad, «pido a Europa que abra sus puertas a los yizadíes como ocurrió tras el Holocausto».

Murad y Aji Bashar, que recogieron el galardón ataviadas con el traje típico de su comunidad, son «heroínas», ha asegurado un «emocionado» Martin Schulz, presidente del PE, quien ha ofrecido a los yazidíes el respaldo de la Eurocámara para que el genocidio de este pueblo, «uno de los más antiguos de la Humanidad», llegue ante el TPI, para que esos crímenes «no queden impunes». Schulz también ha destacado la presencia en el plenario de familiares y amigos de las galardonadas, entre ellos el hermano pequeño de Lamiya, quien estaba en un campamento de refugiados y ayer se reencontró con ella en Estrasburgo. También asistieron a la ceremonia los otros finalistas al premio: el periodista turco Can Dundar y el activista tártaro Mustafa Dzhemilev.

El origen del Premio Sájarov

La candidatura de Nadia y Lamiya fue promovida por dos grupos del PE: Socialistas y Demócratas y la Alianza de Demócratas y Liberales. El año pasado la Eurocámara distinguió al bloguero Raf Badawi, encarcelado por «insultar al Islam» en Arabia Saudí. El Parlamento Europeo apoya los derechos humanos mediante el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, creado en 1988. Se concede a personas u organismos que han contribuido de manera excepcional a la lucha por los derechos humanos. Lleva el nombre del científico y disidente soviético Andréi Sájarov y con él han sido distinguidos, entre otros, Nelson Mandela (1988), Aung San Suu Kyi (1990), Madres de la Plaza de Mayo (1992), ¡Basta Ya! (2000), Naciones Unidas (2003), Damas de Blanco de Cuba y Reporteros Sin Fronteras (2005), activistas de la Primavera Árabe (2011) y Malala Yousafzai (2013).

Ver los comentarios