Una mujer saudí con niqab, el velo completo
Una mujer saudí con niqab, el velo completo - AFP

La mujer saudí ya puede vender lencería, maquillaje y juguetes de niños

El clero musulmán wahabí presiona, tras la llegada de Trump, para bloquear el movimiento en favor de más libertades

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y su agresiva retórica anti-iraní, ha sido recibida con optimismo en todo el mundo árabe suní. Los análisis apuntan a un reforzamiento de las relaciones de Washington con los países del Golfo Pérsico, capitaneados por Arabia Saudí, la superpotencia petrolera y rival histórico de Teherán. Para Riad, la nueva etapa hace presagiar, además, menos presión por parte de la diplomacia norteamericana en materia de derechos humanos. Algo que se nota desde el mes pasado. En su último informe regional, la organización Human Rights Watch (HRW) ha denunciado un aumento en lo que va de año del número de arrestos y condenas de escritores e intelectuales críticos con el régimen fundamentalista.

Un sistema que controla entre bastidores el clero wahabí, la secta más radical del mundo musulmán.

Una de las piedras de toque del posible giro reaccionario afecta al movimiento interno en favor de mayor libertad para la mujer saudí. En un gesto sin precedentes, más de 14.500 saudíes entregaron el pasado mes de septiembre un manifiesto al Rey Salman pidiendo la supresión del régimen de vigilancia masculino sobre la mujer, espina dorsal del peculiar sistema patriarcal saudí.

La pretensión de poner fin a esa imposición legal ha sido calificada por el gran mufti Abdulaziz Al Seikh como «un crimen contra la religión del islam». La estricta interpretación de la Sharía, la ley islámica, establece que toda mujer debe tener un guardián varón, normalmente su esposo, un hermano o incluso un hijo. De todas las sevicias que sufre la mujer en Arabia Saudí, esta es quizá la más difícil de sobrellevar.

Casi con cuentagotas, la mujer saudí ha ido ganando posiciones en materia de libertades. Aún no puede conducir, pero ya puede votar en los comicios para las asambleas locales. Su presión en las redes sociales le ha permitido además abrir una brecha en el mercado laboral en oficios de cara al público. En 2012 logró doblar el pulso al clero wahabí, y un decreto real estableció que las tiendas de lencería femenina puedan ser atendidas por mujeres. Hoy no solo pueden vender ropa femenina en los grandes almacenes sino también ser dependientas en las tiendas de cosmética y de juguetes para niños.

Ver los comentarios