Marruecos

Mohamed VI aplaca la revuelta del Rif un año después

Cientos de detenidos y un plan para la zona frenan la agitación en el norte de Marruecos

Dos jóvenes, con la bandera bereber en las protestas de Alhucemas el pasado junio M. Trillo

Manuel Trillo

Un año después de que la muerte del pescadero Mouhcine Fikri , triturado por un camión de la basura en Alhucemas al tratar de recuperar la mercancía que se le había confiscado, prendiera la mecha de las protestas en el Rif , Mohamed VI ha logrado poner sordina a la revuelta.

Cientos de personas que participaron en las movilizaciones en esa región del norte de Marruecos permanecen encarceladas, unos condenados y otros a la espera de juicio. Entre ellos se encuentra el líder más destacado del movimiento llamado Hirak, Naser Zafzafi , que esta semana compareció ante el Tribunal de Apelación en Casablanca, acusado de atentar contra la integridad del Estado.

La presión policial y judicial ha frenado la agitación que sacudió durante nueve meses las calles de Alhucemas y otras localidades del Rif. Los participantes en las protestas demandaban más atención desde Rabat a la región y la construcción de hospitales y universidades. Aunque las reivindicaciones tenían un contenido social, en las movilizaciones subyacía la queja por el sentimiento de maltrato del gobierno central a una región que históricamente ha tenido un marcado sentimiento identitario dentro Marruecos. De hecho, en las manifestaciones se veía con frecuencia ondear la bandera «amazig» o bereber, como signo de distinción frente a la cultura árabe dominante en el país.

El pasado 20 de julio, las fuerzas de seguridad reprimieron con dureza una gran manifestación convocada en Alhucemas y que las autoridades habían prohibido. Unas semanas después falleció un joven herido en la cabeza al enfrentarse a la Policía durante la protesta. A partir de entonces, las manifestaciones se redujeron.

Destitución de ministros

Pero Mohamed VI no solo ha utilizado solo el palo para reducir la tensión en el Rif, sino también la zanahoria. El monarca impulsó un plan para la zona de Alhucemas llamado «el faro del Meditérraneo» para reactivar la zona y el pasado martes -coincidiendo con la comparecencia de Zafzafi ante el tribunal- destituyó a tres ministros y a otros altos cargos por los retrasos e incumplimientos que el Tribunal de Cuentas detectó en los proyectos de desarrollo para el Rif, un claro gesto del Rey de su compromiso con los habitantes de la región.

En las redes sociales se venía llamando a reactivar las protestas en la jornada de ayer, cuando se cumplía un año de la muerte de Mouhcine Fikri. Sin embargo, la prefectura de Alhucemas prohibió las manifestaciones el viernes y el sábado, alegando que, además de no respetar los procedimientos legales, la convocatoria se produce «tras la vuelta de la seguridad y la tranquilidad a la provincia, en un momento en el que la opinión pública sigue con satisfacción el avance en las obras de desarrollo en marcha».

Además, en medios marroquíes se ha difundido una carta del padre del pescadero muerto en la que rechaza que se utilice la muerte de su hijo para inicitar a los vecinos a participar en las protestas.

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