Los migrantes caminan por un sendero cerca del centro de acogida de Cona, cerca de Padua
Los migrantes caminan por un sendero cerca del centro de acogida de Cona, cerca de Padua - AFP

Miedo a la inmigración: no se aprueba la ley para dar la nacionalidad a hijos de inmigrantes nacidos en Italia

El primer ministro Gentiloni retira la ley del parlamento para evitar una crisis de gobierno. Preocupación por el creciente número de desembarcos, sin precedentes

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
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Lo que debía ser una de las grandes reformas de la legislatura, el diamante más brillante de las estación de derechos anunciada por Matteo Renzi, naufraga estrepitosamente. El gobierno italiano ha decidido no aprobar por ahora el «ius soli», la ley que concede la nacionalidad a los inmigrantes nacidos en Italia. Esta es la consecuencia del miedo creciente que tiene la opinión pública a la inmigración, además de la emergencia que se ha creado con un número de desembarcos en muy poco tiempo que no tiene precedentes. En el hombre de la calle ha hecho mella la posición contraria del centro-derecha, y el eslogan que a todas horas repiten los partidos ultraderechistas, como la Liga Norte: «Stop a la invasión».

Se trata de un debate que centra la atención en Italia desde hace semanas, acompañado por cifras alarmantes: El pasado fin de semana desembarcaron 7.000 inmigrantes en varios puertos del sur de Italia, y desde comienzos de año han llegado 93.213, según cifras oficiales.

Cambio radical en la opinión pública

Hace seis años el 71 % de los ciudadanos era partidario de conceder la nacionalidad a los hijos de inmigrantes nacidos en Italia. Hoy ese porcentaje se ha dado completamente la vuelta: La mayoría, el 54 %, se oponen, según un reciente sondeo Ipsos. Se explica así la fuerte tensión que se ha en el parlamento sobre el «ius soli», hasta el punto de que se corría el riesgo de una crisis de gobierno. El primer ministro, Paolo Gentiloni, de centro-izquierda, al comprobar que no tenía una mayoría suficiente en el Senado, ha retirado por ahora el proyecto de ley: «No se dan las condiciones para aprobar el ius soli antes del verano, aunque se trata de una ley justa», ha dicho Gentiloni.

El texto ya fue aprobado en la cámara de diputados en el 2015, con el apoyo del centro-izquierda y la firme oposición de Forza Italia de Berlusconi, Liga Norte, Hermanos de Italia, y la abstención de los populistas del Movimiento 5 Estrellas (M5E). Desde entonces, este partido del cómico Grillo ha dado también un fuerte giro: El M5E se opone enérgicamente a la ley, lo que se explica por el afán de Grillo de cazar votos en amplios sectores de la población contrarios a la inmigración incontrolada que se registra en Italia.

Para este año se espera la llegada de unos 200.000 inmigrantes, lo que constituiría un récord. De aprobarse la nueva ley, los potenciales nuevos ciudadanos italianos serían 600.000, hijos de inmigrantes nacidos en Italia desde el 1998 hasta hoy, y cuyos padres residen en este país desde al menos 5 años. A estos se podrían añadir otros 178.000 por el «ius cultural», otorgados a inmigrantes nacidos en el extranjero, llegados a Italia antes de los 12 años, que hayan completado 5 años de escuela en Italia. Todo parece indicar, según comentan diversos analistas, que la ley no se aprobará ya en esta legislatura, que concluirá en 7-8 meses.

Visados humanitarios

Mientras tanto, el gobierno italiano, cansado de recibir solo promesas y buenas palabras de solidaridad de la Unión Europea, pero poca ayuda real, estudia la posibilidad de conceder visados humanitarios temporales a miles de inmigrantes para que puedan pasar libremente a países del área Schengen. Con esta medida, todavía en estudio, según ha confirmado el ministerio de Exteriores, Italia pretende descongestionar parte de su sistema de acogida, hoy desbordado. Sería además un «arma» para presionar a Bruselas y a los países europeos que han cerrado sus fronteras a la inmigración.

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