Merkel y Erdogan: dos maneras de seguir en el poder durante más de una década

La canciller alemana ha anunciado que se presentará a un cuarto mandato, hasta 2021, y el presidente turco podría perpetuarse como jefe de Estado hasta 2029

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Recep Tayyip Erdogan y Angela Merkel son dos de los líderes mundiales elegidos en las urnas que más años llevan en el poder. Esta semana los dos han sido noticia porque podrían sumar aún más tiempo al frente de sus países: él, hasta 2029, ella hasta 2021. Cada uno, en cambio, intenta seguir a su manera.

La canciller alemana desde 2005, erigida hoy como principal muro de contención en Europa frente a la ola populista del Brexit, Orban, Wilders, Haider, Kaczynski o Le Pen, acaba de confirmar que se presenta a las elecciones alemanas de 2017. Tras una década gobernando con el apoyo de otros partidos, Merkel se enfrenta a «nuevos problemas». La ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) va ganando terreno y ella aboga por plantarles cara «juntos, con respeto mutuo y con la aceptación de opiniones políticas muy diferentes».

The New York Times escribió hace unos días que «al salir Obama de la escena mundial, Ángel Merkel puede ser la última defensora del orden liberal de Occidente». Si Merkel representa la contención frente al populismo, a Erdogan lo llaman ya el último sultán de Europa. En las últimas horas ha recibido un gran impulso en su intento de transformar a Turquía en una república presidencialista, después de que los nacionalistas en el parlamento mostraran su apoyo a una polémica propuesta para enmendar la Constitución y permitirle permanecer en el cargo hasta 2029. Por el momento, según la Constitución turca, los presidentes sólo pueden gobernar durante un máximo de dos mandatos, pero el AKP, fundado por Erdogan hace más de una década, pretende celebrar un referéndum sobre la reforma dentro de unos meses. Desde que llegó al gobierno del país otomano en 2003, el hoy presidente turco ha pasado de ser un dirigente islamista moderado y dialogante a líder autoritario inspirado en la mano dura de Putin.

Pero la popularidad de la señora Merkel no es lo que era, a pesar de que, según una encuesta citada por la BBC, el 55% de los alemanes quieren que cumpla un cuarto mandato. Un porcentaje similar al de Erdogan, pero con sensaciones distintas. Su tasa de aprobación ha aumentado 10 puntos desde el fallido golpe de estado, según Metropoll.

Pocos líderes aguantan

El semanario «The Economist» ha dedicado esta semana un número al «nuevo nacionalismo». «Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, las grandes potencias emergentes están al mismo tiempo sujetas a diversos tipos de chovinismo», escribe. Para la revista británica, uno de ellos es Erdogan, por haberse alejado de la Unión Europea y de las conversaciones de paz con la minoría kurda, en favor de un nacionalismo estridente e islámico que «detecta rápidamente los insultos y las amenazas del extranjero».

En Europa, otro de los líderes que más resisten en el poder es el presidente de Montenegro, Filip Vujanovic, que fue reelegido en 2013 por apenas 7.000 votos de ventaja para un cargo que ocupa desde 2003. Por su parte, la suiza Doris Leuthard es vicepresidenta de su país desde el 1 de agosto de 2006. Concretamente, como Consejera federal, uno de los cargos más altos que se puede ocupar en el singular sistema de gobierno suizo. Antes, fue ministra de Energía y máxima responsable en cuestiones de seguridad y energía nuclear.

Según el instituto Carnegie, la Europa y Alemania con la que Merkel tiene que lidiar hoy han cambiado y han llegado a un punto casi irreconocible desde que asumió el poder por primera vez hace once años. El ancla que mantuvo constante a Europa -la solidaridad y los valores, el optimismo y la apertura- ha sido sustituido por los «intereses nacionales y el corto plazo». Para Pippa Norris, de la Kennedy School of Government, la subida del populismo está llevando a un gran cambio: de la tradicional división política izquierda-derecha a la que separa a los cosmopolitas y liberales de los anti-establishment.

«Una sola persona nunca puede resolver todo», dijo Merkel el pasado viernes en rueda de prensa junto con el primer ministro Mariano Rajoy de España. «Sólo somos fuertes juntos. Quiero cumplir con mi deber como canciller», añadió. El diario progresista «The Guardian» lo tiene claro con Merkel: «Si Italia se ve obligada a salir de la Eurozona o Marine Le Pen es elegida en Francia, Europa puede ser más capaz de enfrentar el desafío ruso en Ucrania y al Brexit con ella en el timón».

Angela Merkel, Enda Kenny (primer ministro de Irlanda desde 2011) o Mariano Rajoy, también desde 2011, se han convertido en una rara avis en Europa. Pocos líderes de la Europa liberal tienen un escenario próspero. En la cuerda floja, Matteo Renzi, primer ministro de Italia desde 2014, se enfrenta el 4 de diciembre a un referéndum planteado como un plebiscito sobre las reformas propuestas por su Gobierno. Ya ha dicho que si pierde, será su final.

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