Angela Merkel
Angela Merkel - AFP

Merkel: «Hay que tomar decisiones sin pensar en las encuestas»

Con esta frase la canciller alemana defiende su política de inmigración y encara su nominación en 2017 para un cuarto mandato

CORRESPONSAL EN BERLÍN«Hay que tomar decisiones sin pensar en las encuestas» Actualizado: Guardar
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«Volvería a hacer lo mismo», insistió ayer Angela Merkel sobre su política de refugiados, «porque cumplimos con una responsabilidad humanitaria». «No se trataba de abrir las fronteras a todos, sino de no cerrarlas a aquellos que con grandes necesidades humanitarias habían emprendido a pie el camino desde Hungría hacia nosotros», dijo, refiriéndose a la decisión conjunta con Viena y tomada exactamente hace un año, «en política hay decisiones que deben tomarse sin hacer antes encuesta de opinión».

Con estas palabras, la canciller alemana se escudaba en la convicción y en la coherencia contra el golpe que seguramente recibirá hoy de las urnas regionales de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. El respaldo popular al trabajo de Merkel en las encuestas ha pasado del 75% en abril de 2015 al 45% este mes de agosto y le esperan votaciones en tres Bundesländer que serán tres tirones de oreja, pero su partido sigue siendo de lejos el más votado a escala federal (34%) y cuenta todavía con un año para recuperarse.

O al menos es lo que ella calcula.

Merkel iniciaba el curso habiendo cumplido su promesa de reducir el flujo de refugiados. Si hace un año por estas fechas el promedio diario alcanzaba nada menos que los mil refugiados por minuto (el saldo migratorio final de 2015 sería de 2.137.000 personas), en lo que llevamos de 2016 la cifra de entradas ronda las 120.000, relativamente bajo control. La canciller pensaba centrarse ahora en la cuestión crucial del nuevo equilibrio europeo de fuerzas, de cara la era post Brexit, y tomarse unas semanas para resetear sus relaciones con los hermanos socialcristianos bávaros de la CSU, díscolos en materia de refugiados, pero a los que el palo y la zanahoria de la pendiente renegociación del sistema financiero de los Länder podía amansar. Después, en el congreso de su partido en diciembre, vincularía su presidencia con la candidatura a las generales de 2017. Pertrechada así con los necesarios apoyos, sortearía la tormenta con la tranquilidad que supone que el otro gran partido, el socialdemócrata (SPD), sigue sin levantar cabeza, a diez puntos por debajo en las encuestas (23%).

Otros candidatos

Pero las aguas en la Unión Cristianodemócrata (CDU) se han revuelto más de lo esperado y han forzado un adelanto de agenda. Fieles a Merkel se han lanzado a apuntalar públicamente su candidatura mientras otras facciones buscan contactos con la prensa internacional para hacer sonar candidatos alternativos, como Jens Spahn, diputado de la CDU de 36 años abiertamente homosexual que se declara «no xenófobo, pero sí burkófobo» y cuya idea de la actual situación europea se resumen en esta frase: «Tenemos que preguntarnos qué hizo a tanta gente decir no en Reino Unido y tenemos que iniciar el mismo debate aquí, en Alemania: ¿quiere Alemania seguir siendo parte de la UE sin Londres?».

Fuentes cercanas al gobierno lo consideran «fuego de distracción» y aclaran que lo que sí hay en el seno de la CDU es una tendencia minoritaria favorable al acercamiento al partido populista y antieuropeo Alternativa para Alemania (AfD) y otra mayoritaria, es más favorable a cualquier otra futura coalición que no sea esa. Incluso con Los Verdes, a los que Merkel adelantó por la derecha con su abandono de la energía nuclear exprés.

Así, mientras el gobierno federal en pleno y los presidentes regionales de la CDU en Meckenburgo, Lorenz Caffier, y Berlín, Frank Henkel, rechazan categóricamente cualquier gesto hacia AfD, los más veteranos como Peter Randuski, organizador de estrategias electorales durante décadas, opinan que es necesario «romper el tabú» y escenificar algún tipo de acercamiento con el objeto de frenar la sangría de los sondeos.

Hay quien piensa que AfD no es suficiente enemigo para Merkel. El director del Instituto Demoscópico FORSA, Manfred Güllner, señala que en términos absolutos AfD permanece constante en el 4,7% desde 2013, insuficiente para entrar en el Bundestag, y que solo en términos de porcentajes asciende gracias a una alta abstención.

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