Ambos se dieron la mano y se miraron a la cara, al contrario de lo que ocurrió en su última entrevista en Washington
Ambos se dieron la mano y se miraron a la cara, al contrario de lo que ocurrió en su última entrevista en Washington - EFE

Merkel intentará acuerdos con Trump sin ceder en libre comercio y clima

Conversaron sobre Corea del Norte y Ucrania en la víspera del G-20 entre fuertes medidas de seguridad y las protestas de miles de manifestantes

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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Trump llegó ayer al hotel Atlantic de Hamburgo acompañado por su hija, que recientemente visitó Berlín y conoció más de cerca a Angela Merkel, de modo que podría servirle como apoyo diplomático y ayudarle a hacer más distendida una reunión ya de por sí bastante tensa. «El papel de una anfitriona consiste en lograr acuerdos», dijo Merkel, también aparentemente conciliadora, ante el encuentro previo a la cumbre del G-20, que arranca hoy viernes. Ambos se dieron la mano y se miraron a la cara, al contrario de lo que ocurrió en su última entrevista en Washington, antes de dirigirse a una sala en la que les esperaban también los ministros de Exteriores de sus respectivos países, Gabriel y Tillerson.

Pero ninguno de estos gestos hace pensar que vayan a dar un paso atrás en sus respectivas y opuestas posiciones respecto a los asuntos esenciales que se tratarán en este G-20. Merkel, de hecho, reconoció la existencia de opiniones diferentes en temas «importantes», en referencia tanto a la defensa del libre comercio y el rechazo al proteccionismo, como a la lucha global contra el cambio climático. Se mostró abierta a escuchar posiciones «muy distantes», pero antes del examen de Hamburgo ha hecho bien los deberes y cuenta de entrada con el apoyo del bloque europeo y del gigante chino para defender que «la globalización puede ser beneficiosa para todas las partes» y la importancia del «libre comercio con reglas justas».

Fuera del perímetro de seguridad de la cumbre, custodiado por 20.000 policías, unos 12.000 manifestantes protestaban en una marcha bajo el lema «Bienvenidos al infierno» contra las políticas insolidarias de los países ricos. Al cierre de esta edición apenas se habían producido algunos incendios en concesionarios de BMW y destrozos de mobiliario público, pero la Policía contaba con actos violentos durante la noche.

A modo de calentamiento, Trump y Merkel intercambiaron impresiones sobre Corea del Norte, Oriente Próximo y Ucrania, dijo el portavoz del Gobierno alemán Steffen Seibert, que no detalló lo hablado sobre estos ni sobre otros espinosos asuntos. Tras la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, añadió Merkel, «hay discusiones que no son muy fáciles» con Washington, aunque confió en poder hallar algún término de acuerdo y dijo que las delegaciones seguirán negociando hasta el último resuello. Solamente se negó a «maquillar» las diferencias y no «ocultar los disensos» en las conclusiones, prometiendo «ponerles nombre» y sin mencionar la posibilidad de un texto final apoyado por sólo 19 de los 20 miembros del grupo. Se daba por hecho que el texto final recogería el disenso de EE.UU. en la lucha contra el clima.

Los negociadores del texto de conclusiones por parte de los gobiernos, apuntó, «tienen todavía dos noches» por delante. Las sesiones comenzarán con una reunión más sencilla, centrada en la lucha internacional contra el terrorismo y donde Merkel confía en llegar a acuerdos. Sobre temas más controvertidos, como el libre comercio, la anfitriona no quiso desvelar detalles de su conversación con Trump. Pero, al mismo tiempo que se reunían los jefes de Gobierno de Alemania y EE.UU., el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, junto a la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, solicitaba públicamente a Trump que no limite el comercio libre mundial, argumentando que ha contribuido a hacer crecer los salarios y reducir la pobreza. «No es fácil que ocurra», dijo Lagarde sobre un hipotético paso atrás en sus políticas proteccionistas, dando a entender que EE.UU. quedará aislado en sus posiciones.

Pero el destino final de este G-20 y el papel de Trump están pendientes todavía de la reunión que el presidente norteamericano mantendrá hoy, a las cuatro de la tarde, con Vladimir Putin. Se reunirán en una sala aparte mientras tiene lugar una de las sesiones plenarias y no parece que vaya a ser un encuentro relajado. Trump calentó ayer la mesa criticando públicamente el comportamiento «desestabilizador» de Moscú y anunciando que trabajará con sus aliados para oponerse «a las acciones de Rusia y a su comportamiento desestabilizador». Además vino a admitir que Rusia pudo haber interferido en las presidenciales de 2016, que le llevaron al poder. «Pudo ser perfectamente Rusia. También pudo haber otros países. No seré específico. Pero mucha gente interfirió», afirmó, creando una situación diplomática sin precedentes.

«Mi objetivo no es mediar, sino intentar lograr contribuciones para lograr una solución a estos problemas», dijo Merkel sobre la tensión entre Washington y Moscú, y tras confirmar que ha incluido en la agenda asuntos que requieren la atención de ambos para que los acuerdos sean efectivos.

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