Amber Rudd, ministra de Interior británica
Amber Rudd, ministra de Interior británica - REUTERS

Más de 400 policías británicos, acusados de cometer abusos sexuales

«Es el problema de corrupción policial más grave en Inglaterra y Gales», alerta el informe de la inspección

LONDRES Actualizado: Guardar
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Los escándalos por abusos sexuales en Inglaterra están tomando dimensiones de patología social. Primero fue un presentador estrella de la BBC, Jimmy Saville, tras cuya muerte en 2011 se descubrió que había sido un brutal depredador sexual con cientos de víctimas, incluidos enfermos en hospitales. Luego saltó el terrible caso de una comunidad de inmigrantes paquistaníes en Rotherham, que encubrían violaciones sistemáticas, incluso con torturas y tráfico de niños que los servicios sociales fueron incapaces de atajar por remilgos de corrección política. Más tarde las sospechas de pedofilia salpicaron a la clase política y desde hace quince días han comenzado a sacudir a los clubes de futbol. Ahora le toca también a la policía.

«Es algo escandaloso, que mina la confianza del público en la ley», ha lamentado Amber Rudd, ministra del Interior, tras conocer un informe del servicio de Inspección de la Policía de Su Majestan, que relaciona a centenares de agentes con abusos sexuales.

En los dos años hasta el pasado mes de marzo se registraron 436 denuncias contra policías de Inglaterra y Gales, donde sirven 200.000 efectivos. De ellos 306 han acabado respondiendo ante la justicia.

La conmoción ha sido todavía mayor ante el dato de que el 40% de los atacados por los agentes eran víctimas de crímenes, a los que en teoría deberían prestar su ayuda. «Estamos ante un problema muy serio, porque es la mayor traición a la confianza. El supuesto guardián se convierte en el agresor», ha explicado en la BBC el inspector Mike Cunningham, que dirigió la investigación sobre sus compañeros. El 40% de las víctimas de los abusos sexuales, que en algunas ocasiones llegaron a violaciones, son a su vez personas que habían denunciado casos de violencia doméstica. Los policías también abusaron de personas detenidas por casos relacionados con el consumo de alcohol y drogas.

El servicio de Inspección de la Policía concluye que «se trata del problema de corrupción policial más grave en Inglaterra y Gales», y llega a decir que cobra tintes de «enfermedad».

Algunos agentes cumplen ya penas de cárcel. Un policía que cometió una violación en Newcastle en 2011 ha sido condenado a siete años y medio de prisión. Otro de 48 años, que el pasado octubre violó a una pasajera en un coche policial, pasará cuatro años en la cárcel.

Los investigadores señalan que algunos son «auténticos depredadores sexuales» y otros «oportunistas que aprovecharon situaciones favorables para abusar delictivamente de su autoridad».

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