El presidente de Francia Emmanuel Macron (izda) se reúne con el presidente de la patronal francesa Medef, Pierre Gattaz (derecha)
El presidente de Francia Emmanuel Macron (izda) se reúne con el presidente de la patronal francesa Medef, Pierre Gattaz (derecha) - EFE

Macron activará la reforma laboral a base de decretos-ley

El presidente francés abre consultas y advierte de que quiere un proceso «rápido»

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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A los dieciséis días de ser elegido presidente, Emmanuel Macron inició ayer el proceso de concertación con el que desea liberalizar el mercado del trabajo, el más inflamable, quizá, de sus proyectos reformistas. El presidente francés se propone consumar tal reforma recurriendo al método excepcional de las ordenanzas o decretos-ley, que permiten evitar la discusión parlamentaria e imponer una reforma en un plazo muy breve.

El derecho constitucional francés ofrece al presidente de la República dos armas estratégicas para imponer un decreto-ley sin debate parlamentario del proyecto. El artículo 49.3 de la Constitución permite imponer «decretazos» que ponen fin a cualquier oposición parlamentaria. El artículo 38 de la Constitución faculta al presidente para legislar con ordenanzas (semejantes al decreto-ley), siempre que la Asamblea Nacional haya aprobado previamente su uso temporal.

Macron abrió ayer sus primeras reuniones con todos los sindicatos y la patronal, con el fin de iniciar la concertación y confirmarles su proyecto de reformar y liberalizar el mercado del trabajo recurriendo a ese método expeditivo.

Tras las elecciones del 11 y el 18 de junio, el presidente presentará a la nueva Asamblea Nacional un proyecto de Ley de Habilitación para gobernar con ordenanzas durante varias semanas o meses, con el fin de reformar el Código Laboral (el conjunto de la legislación laboral del Estado) y, en particular, la legislación que regula el mercado del trabajo y las relaciones laborales.

Se trata de un punto capital en el que han fracasado todos los gobiernos franceses, desde hace muchos años.

Recién elegido en 1995, Jacques Chirac lanzó una gran reforma laboral. Los sindicatos paralizaron Francia parcialmente durante aquel invierno. Y la reforma se abandonó definitivamente. Sarkozy no se atrevió a avanzar en ese campo de minas. Hollande lanzó una reforma del mercado del trabajo en 2016 (a los cuatro años de haber sido elegido). Pero esa reforma fue finalmente desguazada.

Consciente de tal tradición, Emmanuel Macron desea avanzar rápido. Y espera liberalizar el mercado laboral durante los primeros meses de su mandato. Su primer encuentro con sindicatos y patronal tenía por objeto sentar las bases de una concertación que debe negociar su primer ministro, Edouard Philippe.

Amenaza latente

A la espera del contenido concreto de la eventual reforma, la patronal se dice satisfecha, mientras el sindicato CGT (históricamente comunista) amenaza con desenterrar el hacha de guerra. Y el resto de las centrales sindicales dicen que van a «esperar para ver».

Tras una primera jornada de diálogo y concertación, ha aparecido un primer punto de posible choque frontal entre Emmanuel Macron y los sindicatos. El proyecto presidencial de suprimir 120.000 puestos de funcionarios es percibido por los sindicalistas como un posible choque frontal.

En el programa electoral del candidato Macron, uno de los puntos esenciales de la posible reforma laboral era la primacía de los acuerdos de empresa sobre los acuerdos de gremios o sectores. Se trataría de «adaptar» el mercado del trabajo a las circunstancias de las empresas.

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