Libia, un país dividido también por los medios de comunicación

Las distintas facciones libias se acaba de reunir en Roma para lograr un gobierno de unidad nacional, mientras la ONU intenta evitar la propagación de un «discurso del odio» a través de los informadores

EL CAIRO Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En medio de una Libia devastada y dividida por las luchas entre milicias rivales, las distintas facciones políticas se han reunido estos días en Roma con un objetivo claro pero esquivo: formar un gobierno de unidad nacional. Una misión que, pese a haberse comprometido públicamente, parece casi irreal tras casi cuatro años haciéndose fuertes en sus respectivas áreas y vilipendiándose unos a otros en los medios de comunicación, dificultando la creación de un diálogo nacional, algo que preocupa a las Naciones Unidas.

El poder que tienen la televisión y la radio sobre las mentes y las voluntades de la masa es innegable. Miles de personas se lanzaron a las carreteras para huir de un ficticio ataque alienígena que pregonaba la radio estadounidense de la mano de Orson Welles, aunque hay otro terrible ejemplo: el de Ruanda y la emisora de radio «Mille Collines», que exacerbó el racismo de los miembros de la tribu hutu contra los tutsis.

En aquella ocasión, 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados mientras las emisoras pregonaban la necesidad de «exterminar a esas cucarachas».

«El lenguaje de algunos medios libios está cargado de odio», explica a ABC Michael Crof, cabeza de la Unesco en Libia, quien teme que estas tendencias puedan “reforzar el conflicto” sectario en el país. «Hay que expulsar ‘el veneno’ fuera del discurso periodístico», apostilla.

Reinos de Taifas

Tras la caída de Gadafi en 2011 y la división posterior del país en una suerte de «reinos de taifas» donde los señores de la guerra se hacían fuertes en las ciudades principales como Trípoli o Bengasi -frente al Gobierno reconocido internacionalmente en Tobruk- y los grupos terroristas, ahora afines a Daesh, conquistaban ciudades clave como Sirte o Derna, la mayoría de los medios de comunicación libios se trasladaron a Túnez, Egipto, Jordania o Catar, desde continúan con sus emisiones.

La fuerte retórica que emana de los medios de comunicación –algunos de ellos controlados directamente por las milicias- ha agravado la profundidad del conflicto en el país. Muchos presentadores actúan como jueces y ofrecen a los libios unas noticias totalmente afines a la milicia correspondiente, atacando y denigrando a los rivales. Según denunció a «Al Araby» la activista libia Roda Fhelboom, los medios libios «en vez de ser parte de la solución, están siendo parte del problema. No diferencian entre ‘discurso del odio’ y libertad de expresión, no diferencian entre periodismo y acusaciones infundadas».

Así, aquellos que no se plieguen a este discurso son perseguidos, convirtiendo a Libia en uno de los países más peligrosos para ejercer, por detrás de Siria, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).

«Los periodistas trabajan en un clima de completa inseguridad: son perseguidos, agredidos violentamente, incluso asesinados, con total impunidad. Ahora poseer una cámara o una acreditación de prensa constituye un acto de valentía en este país de África del Norte», señala Reporteros Sin Fronteras en su informe de 2015.

Unos medios demasiado jóvenes

Bajo los designios de Muamar Gadafi no existía en Libia ni sociedad civil ni una prensa libre o siquiera independiente del Gobierno. Tras la revolución en el país, que derrocó a uno de los dictadores más longevos de la zona, los libios se vieron de repente en la necesidad de crear de la nada una nueva infraestructura, comenta Crof. De tan sólo dos canales de televisión y cuatro periódicos, Libia pasó en 2012 a contar con más de 50 canales de TV y docenas de periódicos y estaciones de radio. Esta brusca emergencia dificultó que los medios libios «tuvieron tiempo de aprender las ‘buenas prácticas periodísticas’», según Crof. Por ejemplo, explica, detalles como aparecer en directo con un uniforme militar, o llamar al otro bando «terroristas», o incluso publicar íntegros los vídeos del autoproclamado Estado Islámico.

Es por eso que la Unesco ha organizado seminarios internacionales para que estos «decission makers» comprendan la necesidad de avanzar en un discurso de unión nacional, que se convertirá «en el primer paso» hacia la consecución de la paz en Libia.

«Dejar atrás las voces de la guerra y traer a los medios el balance y las voces de la paz», insiste a ABC Crof. Algo que tendrá «un impacto importantísimo» en lograr por fin unir a los libios, ya que los medios tienen «la capacidad suficiente para contribuir a la reconciliación nacional».

Ver los comentarios