Una docena de coches aparecieron quemados en uno de los barrios más pobres de Calais la mañana de ayer por una razón todavía desconocida
Una docena de coches aparecieron quemados en uno de los barrios más pobres de Calais la mañana de ayer por una razón todavía desconocida - F. J. C.

La Jungla y la pobreza de Calais, caldo de cultivo de la ultraderecha

Pese al cierre del gran campo de refugiados, más de 100 inmigrantes continúan deambulando por la localidad, que votó masivamente al FN en la primera vuelta

Enviado especial a Calais (Francia) Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La Jungla de Calais fue uno de los símbolos de la crisis de refugiados. Hasta 10.000 inmigrantes autogestionaron durante dos años un descampado reconvertido en una improvisada ciudad con mezquitas, iglesias, colegios e incluso bares. Seis meses después de su cierre, un escueto cartel impide el paso al público. De los miles de inmigrantes que ocupaban las calles calaseñas, tan solo un centenar de eritreos, etíopes y afganos, entre otros, deambulan ahora por esta silenciosa ciudad portuaria en la que, a dos días de la segunda vuelta de las presidenciales, solo hay carteles de «Marine présidente!». En Calais el Frente Nacional obtuvo un 37% de los votos en la primera vuelta, más que cualquier otro partido.

Imagen actual del terreno donde hasta hace unos meses llegaron a vivir 10.000 inmigrantes
Imagen actual del terreno donde hasta hace unos meses llegaron a vivir 10.000 inmigrantes - F.J.C.
Aquí siempre les solemos echar las culpas de nuestros males a los demás

Al atravesar uno de los túneles de la ciudad, dos jóvenes subsaharianos dudan antes de abandonar las sombras. «Venimos de Eritrea y esta noche trataremos de llegar a Inglaterra», dice uno de ellos. «Con los vecinos no tenemos ningún problema, son los policías los que nos persiguen y a los que tenemos miedo». A unos minutos en coche, Maya, portavoz de una pequeña ONG que se vio desbordada en 2015 y 2016 por la crisis de los refugiados, ayuda en el reparto de comida a decenas de inmigrantes. «Muchos dicen que los turistas británicos ya no vienen por los inmigrantes. Sí es verdad que ciertos comercios han perdido negocio por la cercanía de los refugiados, pero que hubiera 10.000 inmigrantes y voluntarios ingleses hizo que muchos bares y supermercados se aprovecharan de su presencia», defiende esta mujer ya jubilada y enfrentada a la pujanza de grupúsculos de extrema derecha que -dice- dan palizas a los refugiados. Ayervarios coches aparecieron calcinados en uno de los barrios más pobres de Calais. Los vecinos no conocen las razones, pero Maya teme que se culpe a los inmigrantes: «Aquí siempre les solemos echar las culpas de nuestros males a los otros, estos chicos no tienen tiempo para esto, con la policía todo el día detrás».

Descampado próximo al antiguo campo de La Jungla donde varios voluntarios reparten comida entre los inmigrante
Descampado próximo al antiguo campo de La Jungla donde varios voluntarios reparten comida entre los inmigrante - F. J. C.

De la playa y los yates a repartir comida entre los últimos de La Jungla, Pamela Anderson visitó la ciudad el pasado miércoles, por segunda vez, para visibilizar la situación de los refugiados de Calais. Con un séquito de fotógrafos tras ella, la modelo estadounidense ayudó a los voluntarios que distribuían alimentos y ropa entre la decenas de refugiados congregados cada mediodía en una zona apartada de la ciudad, no muy lejos del puerto. «Se comportó muy bien con nosotros. Es una mujer muy comprometida», explica a ABC Philly, la joven británica que atendió a la celebrity. La foto del niño kurdo Aylan tendido sin vida en la playa movilizó a miles de ingleses al otro lado del Canal para ayudar a los refugiados que se agolpaban en la costa francesa. «La vida del centenar que queda es mucho más dura por la persecución policial, no tienen duchas, ni tiendas de campaña en la calle», agrega Maya. Mientras que atendía a ABC, la portavoz de Albergue de migrantes ofreció la ducha de su casa a uno de los inmigrantes que se le acercaron en torno a la cola de la merienda. «El otro día cinco paquistaníes se quedaron en mi casa. Estábamos un poco apretados».

Pamela Anderson, en su visita a Calais esta semana
Pamela Anderson, en su visita a Calais esta semana - AFP

«Esta es la región más afectada de Francia: no hay trabajo, no hay nada. Y los inmigrantes con sus peleas y todo lo que han traído han dañado mucho a los comercios», asegura a ABC Laurine, una joven de 24 años que está decidida a votar por el Frente Nacional, también en la segunda vuelta. Para ella, Francia debería tener el derecho de cerrar su frontera y rechazar a los que han entrado ilegalmente, más aún si la UE no respeta los acuerdos de reparto. Hace unas semanas, un supuesto enfrentamiento entre afganos y kurdos iraquíes terminó con el campamento de Grande Synthe -a 40 kilómetros- hecho cenizas.

«Desde que cerró la Jungla hay menos desastre, pero no es normal esto», comenta el dueño del Café des Dunes, a tan solo unos metros del descampado donde los inmigrantes juegan un partidillo de fútbol tras la merienda. Todo indica que en esta región ganará Marine Le Pen; aquí Macron no existe.

Ver los comentarios