Imagen aérea de la «Jungla« de Calais
Imagen aérea de la «Jungla« de Calais - REUTERS

«La Jungla» de Calais: un pudridero político, social y humanitario

El Gobierno francés han anunciado varias veces el desmantelamiento del campo de refugiados. En vano. El reparto de los millares de refugiados de Calais en distintos puntos de Francia tropieza con problemas logísticos y municipales

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Se agrava la crisis de «La Jungla», el campamento de refugiados de Calais (Norte), cuando las asociaciones humanitarias, las autoridades locales y regionales y la oposición conservadora critican con severidad el comportamiento del Gobierno de François Hollande por muy distintas razones.

Asociaciones humanitarias como «Auberge des Migrants» y «Help Refugees» denuncian que la crisis ha empeorado, recordando que son ya más de 10.000 los refugiados (sirios y africanos, en su mayoría) que viven en «La Jungla» en condiciones extremadamente precarias.

Manuel Valls, primer ministro, y Bernard Cazeneuve, ministro del Interior, han anunciado en repetidas ocasiones el desmantelamiento de «La Jungla». En vano. Los sucesivos proyectos y anuncios no han llegado a realizarse, por ahora. El reparto de los millares de refugiados de Calais en distintos puntos de Francia tropieza con problemas logísticos y municipales de distinta naturaleza.

Las autoridades de Calais y la región Norte hace meses que denuncian la gestión gubernamental de «La Jungla»: «Solo hay una gestión policial, sin perspectivas de solución, ni para los refugiados ni para los habitantes de la ciudad y la región, víctimas del comportamiento catastrófico del gobierno». La región Norte atraviesa una de sus peores crisis históricas. «La Jungla» ha agravado todos los frentes de la crisis, instalando un cáncer humanitario en una ciudad víctima de la catástrofe humanitaria. El Gobierno inglés paga al Ejecutivo francés importantes sumas de dinero, para colaborar en la gestión de la policía de fronteras, creando un problema de nuevo cuño: los refugiados que desean instalarse en el Reino Unido deben quedarse forzosamente en Francia, que tampoco les ofrece ninguna alternativa.

El expresidente Nicolas Sarkozy ya ha criticado varias veces el comportamiento de François Hollande, poniendo el dedo en varias llagas políticas, sociales y humanitarias: «Nos dicen que el gobierno socialista proyecta desmantelar el campamento de Calais, para enviar a los refugiados a otros campos repartidos en toda Francia. A la incapacidad en el control de las fronteras se suma el riesgo de provocar nuevas crisis, creando varias «junglas» en toda Francia, cuando se es incapaz de resolver la crisis primera, en Calais, en el Norte».

«La Jungla» es el símbolo más visible de una crisis que tiene más frentes abiertos. En Menton, en la frontera francoitaliana, se suceden los problemas. En París, Gendarmería y anti disturbios han desmantelado 26 campamentos de refugiados en el último año.

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