Un fotógrafo captura la imagen del dictador coreano en una de sus apariciones televisivas
Un fotógrafo captura la imagen del dictador coreano en una de sus apariciones televisivas - AFP
COREA DEL NORTE

Kim Jong-un destaca sus éxitos nucleares al abrir el Congreso del Partido Comunista

Arranca a puerta cerrada este cónclave histórico, que no se reunía desde 1980 y reforzará el poder del joven dictador

PYONGYANG Actualizado: Guardar
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Tras un día de absoluto hermetismo, el telediario de las diez de la noche en Corea del Norte (tres y media de la tarde, hora peninsular española) por fin ha informado del histórico Congreso del Partido de los Trabajadores, que había empezado este viernes por la mañana a puerta cerrada. En el hotel Yanggakdo de Pyongyang, donde se alojan los 130 periodistas extranjeros autorizados a entrar en el país para cubrir este cónclave, solo se escuchaba el eco de los televisores mientras las camareras sonreían emocionadas.

Con su habitual tono declamatorio, la presentadora de las noticias anunciaba la apertura del Congreso presidido por el joven caudillo Kim Jong-un. Con un traje a la occidental y gafas de pasta, enumeraba los logros militares y nucleares de Corea del Norte ante los más de 3.400 delegados reunidos en la Casa de la Cultura 25 de abril, en cuyo techo brillaba una gigantesca blanca.

Durante la mañana, a los medios extranjeros desplazados a Pyongyang, entre ellos ABC, solo se les había permitido acercarse a unos cien metros de este palacio neoclásico de sobrio estilo socialista, engalanado con las banderas rojas del Partido.

«En este año del VII Congreso, el Ejército y el pueblo han logrado el gran éxito de la primera prueba con una bomba de hidrógeno y el lanzamiento de un satélite espacial», destacó Kim Jong-un refiriéndose a su ensayo nuclear de enero y al lanzamiento de un misil de largo alcance en febrero. Aunque el dictador, de 33 años, aseguró que «se han logrado resultados sin precedentes», ambas pruebas le han costado el endurecimiento de las sanciones por parte de la ONU, lo que ha empeorado la ya de por sí difícil situación de Corea del Norte, uno de los países más pobres del mundo.

Una forma de consolidar su poder

Con este cónclave, que se reunió por última vez en 1980, Kim Jong-un pretende reafirmar su poder y fijar una política propia que, denominada «Byongjin», combina la capacidad nuclear para perpetuar al régimen con el desarrollo económico. «Estoy muy contento por el Congreso del Partido de los Trabajadores porque seguiremos cosechando triunfos bajo la guía de nuestros líderes», explicaba a ABC un militar ya jubilado de 76 años, Kang Tai-pok, repitiendo al dedillo las proclamas de la propaganda oficial.

Para darle repercusión internacional a este encuentro, las autoridades han permitido la entrada de periodistas extranjeros, que son controlados en todo momento por sus guías y ni siquiera han podido acceder al recinto del Congreso. «La presencia de medios internacionales persigue mostrar al pueblo norcoreano, y especialmente a los residentes en Pyongyang, que su líder es foco de atención internacional. Algo muy necesario por la escasa presencia de dignatarios extranjeros», razona desde Corea del Sur Brian Myers, experto en la propaganda del régimen. En su opinión, los periodistas extranjeros no han podido entrar en el Congreso porque «el régimen no confiaba en que se comportaran de forma adecuada, sobre todo en presencia de Kim Jong-un, debido al especial respeto que le profesan los norcoreanos, y sabían que la cobertura habría sido negativa, o incluso burlesca».

Siguiendo con el secretismo tradicional, aún no se sabe cuántos días durará este Congreso kafkiano que encumbrará, aún más, a Kim Jong-un.

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