Kim Jong-un ofrece diálogo, pero tiene listo el «botón nuclear»

Aunque llama a la distensión, avisa a EE.UU. de que no renuncia a su arsenal

El líder norcoreano Kim Jong-Un AFP

PABLO M. DÍEZ

Año nuevo, problemas viejos. Con su habitual estrategia del palo y la zanahoria, el caudillo de Corea del Norte, Kim Jong-un , empieza 2018 reafirmando su estatus como potencia nuclear, pero aboga por reabrir el diálogo con el Sur. Aunque el joven dictador dejó hoy claro en su discurso de Año Nuevo que no renunciará a su programa atómico y de misiles, dio ciertas muestras de distensión al anunciar la voluntad de su país de participar en los Juegos Olímpicos de invierno que se celebran en febrero en Corea del Sur.

Esgrimiendo el palo, avisó de que «todo Estados Unidos está al alcance de nuestras armas nucleares y hay un botón nuclear siempre en mi escritorio. EE.UU. debería darse cuenta de que esto es una realidad, no una amenaza». En su alocución, emitida varias veces durante todo el día por la televisión estatal norcoreana, anunció que «este año nos vamos a centrar en la producción masiva de armas nucleares y misiles balísticos para acelerar su despliegue. Deberíamos mantenernos siempre listos para llevar a cabo un contraataque nuclear contra el plan del enemigo de una guerra atómica».

Pero, dejando entrever la zanahoria, tendió la mano al Gobierno surcoreano para retomar el diálogo con motivo de los Juegos del próximo mes en la localidad de Pyeongchang . «Los Juegos de Invierno que se celebran en Corea del Sur son una buena ocasión para el país. Sinceramente esperamos que sean un éxito», deseó el dictador, quien anunció el envío de una delegación. «Con este fin, las dos Coreas pueden reunirse inmediatamente», propuso Kim en su primera llamada al diálogo tras un año de tensión constante.

Durante todo 2017, el régimen estalinista de Pyongyang ha redoblado su pulso a la comunidad internacional con su sexta prueba nuclear y sus continuos lanzamientos de misiles. Entre ellos destacan los Hwasong-15 que, en teoría, tienen capacidad para llegar a EE.UU., pero los expertos dudan de que puedan cargar ya una cabeza nuclear. Aun así, el rápido avance del programa nuclear norcoreano es evidente y es solo cuestión de unos pocos años más que Pyongyang pueda golpear cualquier ciudad estadounidense con un misil nuclear.

Al margen de esta amenaza, la oferta de diálogo de Kim Jong-un fue acogida de inmediato con satisfacción por Seúl , según informa la agencia Yonhap. «Saludamos la voluntad expresada por Kim de enviar una delegación y proponer conversaciones porque ha reconocido la necesidad de mejorar los lazos intercoreanos», se congratuló Park Soon-hyun, el portavoz de la Casa Azul, la residencia presidencial del Sur. En su opinión, «la puesta en marcha con éxito de los Juegos contribuirá no solo a la estabilidad de la Península Coreana, sino también de Asia Oriental y el resto del mundo».

Desde que el nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-in , tomó posesión el pasado mayo, ha tratado de retomar los contactos con Pyongyang. En julio, propuso reabrir las comunicaciones entre las dos Coreas y volver a celebrar las reuniones de familias separadas por la guerra, pero Kim Jong-un dio la callada por la respuesta. Ahora, la Casa Azul está intentando aprovechar los Juegos Olímpicos de invierno para atraerse al Norte e incluso ha pedido posponer las maniobras militares conjuntas con Estados Unidos que tienen lugar en febrero, que suponen un foco de tensión con el régimen de Kim Jong-un.

Tiempos medidos

Con su habitual destreza para medir los tiempos, Corea del Norte ha recogido el guante y podría empezar el deshielo en dichos Juegos, que durarán del 9 al 25 de febrero . Aunque ya ha expirado el plazo para solicitar la asistencia, Yonhap informa de que el Comité Olímpico Internacional puede aceptar a los deportistas norcoreanos para que participen en estos Juegos de Invierno. En caso de que así ocurra, sería todo un éxito para el presidente Moon Jae-in, quien está intentando rebajar la tensión militar.

A cambio, Pyongyang podría presionarle para suavizar las sanciones internacionales, muy endurecidas tras sus últimas provocaciones. Para asfixiar al régimen y lograr que vuelva a la mesa de negociaciones, el Consejo de Seguridad ha aprobado por unanimidad reducir sus importaciones de petróleo refinado en casi un 90 por ciento. Una drástica reducción que Corea del Norte podría empezar a notar este año, pero que está intentando eludir mediante la compra ilegal de petróleo en alta mar a barcos chinos y rusos , según ha detectado Estados Unidos con sus satélites espía. Aunque 2018 arranca bajo la amenaza nuclear norcoreana, al menos ahora se atisba una posibilidad de diálogo.

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