El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry (i) , y el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif (d), este sábado en Viena
El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry (i) , y el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif (d), este sábado en Viena - AFP

La AIEA da luz verde al levantamiento de las sanciones económicas a Irán

La Agencia de Energía Atómica confirma que el régimen iraní «ha cumplido» el acuerdo nuclear

Teherán excarcela a cinco norteamericanos y Washington libera a siete iraníes

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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La comunidad internacional confirmó este sábado la entrada en vigor del histórico acuerdo nuclear de julio de 2015 para proceder formalmente al levantamiento de las sanciones contra Irán. El informe de inspección elaborado por la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) avaló este sábado por la noche los «esfuerzos» del Gobierno iraní, lo que le permite «seguir adelante con el trabajo». Así lo anunció en la red social Twitter el director general de la Agencia, Yukiya Amano, lo que daba vía libre a proclamar el fin de las presiones internacionales. Aunque el responsable de la Agencia advirtió a Irán de que «la aplicación del acuerdo requerirá un esfuerzo similar».

El pacto suscrito hace medio año por Estados Unidos, la ONU, la Unión Europea y Rusia con Irán incorporaba esa condición imprescindible para su aplicación, los llamados «pasos básicos» previos: que Irán iniciara el traslado fuera del país del uranio enriquecido y el desmantelamiento de las instalaciones en las que trabajaba, y que permitiera el presente y el futuro trabajo de los expertos de la Agencia con todas las garantías.

Una prueba del nueve que de momento el régimen de los ayatolás ha pasado.

A la misma hora del anuncio del director de la Agencia, se encontraban reunidos los ministros de Exteriores de Estados Unidos, la UE, Rusia e Irán, junto con representantes de Naciones Unidas, analizando precisamente su contenido.

Es el fin de las prohibiciones a Irán de exportar petróleo y de acceso al sistema financiero internacional

El acuerdo, con el que pondrá fin a más de diez años de tira y afloja de Irán con toda la comunidad internacional, reduce toda su extensión y complejidad técnica a este principio: el final de las prohibiciones a Irán de exportar petróleo y de acceso al sistema financiero internacional (las sanciones armamentísticas y de misiles balísticos se mantienen durante cinco y ocho años más, respectivamente), a cambio de que el régimen frenara y redujera al mínimo el desarrollo nuclear que le pueda permitir hacerse con la bomba atómica, durante un periodo de al menos 15 años. Es esa prohibición temporal (y no definitiva) la que ha dado argumentos este tiempo a los detractores del acuerdo, que permitirá a Teherán volver a acceder a unos 100.000 millones de dólares (91.600 millones de euros).

Estados Unidos ha defendido el pacto con Irán a capa y espada, como «la opción menos mala de las posibles, después de años de desarrollo nuclear», según reconoció el secretario de Estado, John Kerry. Para que el Congreso, de mayoría republicana, no bloqueara el acuerdo, el presidente Obama tuvo que convencer uno a uno a un mínimo número de senadores demócratas, que con su voto le garantizaron incluso no tener que recurrir al veto presidencial.

Antes de iniciarse la nueva cita de cancilleres en Viena, el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, irrumpió por la mañana en el que calificó de «día importante para Irán», y aseguró que el jefe de la Agencia de Energía Atómica daría el visto bueno para la «aplicación del acuerdo nuclear».

El anuncio de Zarif, mentor del pacto junto con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, durante más de un año de diplomacia secreta, tenía algo de búsqueda de hechos consumados, pero también de mensaje interno en su país. Como se pudo comprobar cuando la televisión iraní anunciaba el intercambio de presos con Estados Unidos. Un movimiento con aires de Guerra Fría con el que simbolizar el fin de 36 años de hostilidad, desde que las calles de Teherán ardieran con la llegada del ayatolá Jomeini y su amenaza eterna a Estados Unidos. Pero también la formalización de un acercamiento que los críticos al presidente aperturista, Hassan Rouhani, no comparten.

En la capital austriaca nadie quiso refrendar afirmaciones de Zarif antes de que se celebrase la reunión de los cancilleres, que al cierre de esta edición seguía analizando el contenido del informe.

El levantamiento de las sanciones a Irán por parte de Occidente va a devolver al país persa a la comunidad internacional y al mercado económico y financiero. El del petróleo va a ser el primer testigo, después de años sin acceso a la exportación. Este sábado mismo, la agencia de noticias Mehr informaba de que ejecutivos de las compañías multinacionales Shell y Total se encontraban ya en Teherán para iniciar conversaciones con las empresas públicas del sector.

Rechazo de Israel

En la escena internacional, además del frontal rechazo de Israel, que ha derivado en un distanciamiento entre su primer ministro, Benjamin Netanyahu, y Obama, los días previos a la reunión de Viena reflejaban la «inquietud» de Arabia Saudí y Jordania. Los tres países coincidían en el cambio de escenario que se va a producir en Oriente Próximo con el fortalecimiento internacional de su gran enemigo, el régimen chií.

Mientras el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, se felicitaba este sábado del fin de las sanciones a su país, la televisión iraní daba cuenta de la liberación de cuatro personas de doble nacionalidad, norteamericana y de ese país. Entre ellos, el periodista y corresponsal de «The Washington Post» en Teherán, Jason Rezaian, 500 días después de su encarcelamiento acusado de supuesto espionaje.

El régimen iraní filtraba que se trataba de un intercambio de presos, algo que fue confirmado horas más tarde por fuentes oficiales norteamericanas: siete iraníes en cárceles de Estados Unidos iban a ser liberados, mientras que 14 posibles delincuentes de la misma nacionalidad serían eliminados de las listas de búsqueda de la Interpol.

Durante el tiempo en que estuvo en la cárcel, tanto el diario de la capital estadounidense como la Administración Obama habían negado reiteradamente los cargos contra Rezaian, quien estaba acreditado como corresponsal por el propio Gobierno iraní.

Los nombres del resto de los liberados por Teherán fueron trascendiendo en medio de la confusión. Al reportero se sumaría el exmarine Amir Hekmati, que fue detenido en 2011, también acusado de espionaje, poco después de llegar de visita a la casa de su abuela, donde residía. También fue liberado Saeed Abedini, pastor evangelista convertido del islamismo, detenido en 2012 por comprometer la seguridad nacional. Así mismo, Nosratollah Khosravi, de quien no se facilitó información. Y, por último, Siamak Namazi, un hombre de negocios detenido hace tres meses. Este último, al parecer, no formaba parte del acuerdo de intercambio.

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