Los investigadores siguen la pista de posibles cómplices de Amri

Berlín agradece la eficaz colaboración de Roma en un caso que continúa poniendo en entredicho la política de Merkel hacia los refugiados

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
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Alemania e Italia recibieron ayer con alivio la noticia de la muerte de Anis Ben Amri, el hombre más buscado de Europa y presunto autor del atentado terrorista del pasado lunes en un mercadillo navideño de Berlín. El tunecino, de 24 años, murió en un tiroteo con la policía en Sesto San Giovanni, un gran barrio periférico de 80.000 habitantes a las puertas de Milán.

Ben Amri había llegado a la estación central de trenes de Milán a la una de la madrugada, procedente de Francia. A continuación se trasladó a la cercana localidad de Sesto , donde un par de horas después aparecía paseando delante de la estación como un «fantasma», en la plaza Primero de Mayo. Una patrulla compuesta de dos agentes, Cristian Movio, de 36 años, y Luca Scatà, de 29, alumno policía en prácticas, le pidió la documentación, al sospechar de la actitud en la oscuridad de un joven cargado con una mochila a esas horas de la madrugada en un área periférica de Milán.

«Hablaba un buen italiano con acento extranjero», explicó después Movio. Llegó incluso a decir que era de Calabria. Los agentes le solicitaron que «vaciara la mochila». Con aparente tranquilidad, comenzó a vaciarla . Y al instante sacó de esta una pistola, calibre 22, que disparó hiriendo a Cristian Movio en un hombro. Distintas versiones señalaron que Ben Amri gritó «policías bastardos» y «Alá es grande».

El joven agente Scatà realizó dos disparos, uno mortal al costado del tunecino. Ben Amri llevaba muy pocos efectos personales: ningún teléfono móvil, para no ser localizado, ningún documento, solo un pequeño cuchillo, un cepillo de dientes, jabón, y unos cien euros. En su bolsillo tenía algunos billetes de los ferrocarriles franceses, lo que permitió reconstruir el trayecto que había realizado: desde Chambery, ciudad del este de Francia, viajó en tren hasta Turín, donde se detuvo tres horas, para continuar luego viaje hasta Milán.

Fueron las huellas dactilares las que desvelaron la identidad de Ben Amri, un personaje que ha cambiado su nombre al menos una decena de veces.

Con orgullo, el ministro del Interior, Marco Minniti, aseguró que el abatido «es Anis Amri sin ninguna duda. En Italia existe un nivel alto del control del territorio que permite, ante la inminencia de un delincuente en fuga porque está siendo buscado, el que sea identificado y neutralizado». «Italia se siente orgullosa», manifestó el ministro, que agradeció el trabajo de las fuerzas del orden y de los dos policías que mataron al terrorista.

Cohesión y seguridad

El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, informó personalmente a la canciller alemana, Angela Merkel, y aseguró después: «Nuestra atención sigue siendo máxima, pero la seguridad y cohesión deben ir al mismo paso». «Un país desgarrado corre el riesgo de ser menos seguro», añadió Gentiloni.

Además del agradecimiento expresado por Merkel, llegaron también palabras de felicitación de la policía alemana y del ministro de Exteriores Frank Walter-Steinmeier: «Estamos agradecidos a las autoridades italianas por el intenso intercambio de informaciones, en un clima de máxima confianza».

Las fuerzas de policía de Italia estaban en estado de máxima alerta tras el atentado de Berlín. Ahora se investiga si Amri tenía contactos y una red de cómplices en este país. El propio ministro del Interior, Marco Minniti, ha dicho que tras la muerte de Amri «puede haber otras acciones futuras». Por su parte, el director de la policía de Milán, Antonio De Iesu, añadió que el joven tunecino «habría podido cometer otros atentados: era como una bala perdida, una persona en fuga muy peligrosa; llevaba la pistola cargada».

De su radicalismo y peligrosidad da buena idea el vídeo que grabó el presunto autor del atentado de Berlín, en el que jura lealtad a la organización liderada por Abú Bakr al Bagdadi, autoproclamado califa del grupo terrorista Daesh. En el vídeo, publicado precisamente por Daesh, Amri asegura que quiere vengar a los musulmanes muertos en bombardeos aéreos.

La hipótesis que se plantean los servicios del antiterrorismo italiano es que Amri podría tener apoyos de algún componente de la comunidad islámica de Sesto San Giovanni.

Muy peligroso

El propio fiscal general de Alemania, Peter Frank, declaró ayer que la prioridad ahora es determinar si Anis Amri actuó en solitario o tuvo cómplices.

La hipótesis de que Amri tenga contactos en Italia es muy lógica, porque en este país tiene una larga historia que se resume en dos palabras: violencia y yihad. Los servicios de información italianos transmitieron a Alemania una serie de datos que demuestran cómo se produjo su radicalización en Italia. En su curriculum italiano, los informes policiales habían subrayado algunos calificativos: «radicalizado», «peligroso» y «líder», al definir al interno de la cárcel en su relación con otros presos fanáticos musulmanes. En varias ocasiones fue sometido a procedimientos disciplinarios y a la celda de aislamiento por agresiones y violencia. A un compañero de celda lo humilló por ser cristiano y le amenazó: «Te corto la cabeza».

La investigación en busca de cómplices también seguirá en Alemania. «El caso no se ha acabado», aseguró en una comparecencia la canciller alemana, Angela Merkel, El fiscal general, Peter Frank, indicó a este respecto que la investigación se centra ahora en establecer «si en la preparación, realización del atentado o en la huida» el tunecino contó con una «red de ayudantes», «colaboradores» o «cómplices».

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