El presidente filipino, Benigno Aquino, se dirige los militares acuartelados en la isla de Joló
El presidente filipino, Benigno Aquino, se dirige los militares acuartelados en la isla de Joló - EFE

Filipinas agudiza su campaña contra la milicia islamista de Abu Sayyaf

El presidente Rodrigo Duterte, cuya administración arranca el próximo día 30, anuncia un ajuste de cuentas contra el grupo, que la pasada semana ejecutó a uno de los rehenes en su poder

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El presidente electo de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha anunciado un recrudecimiento de la campaña contra la milicia islamista de Abu Sayyaf, que la pasada semana ejecutara a uno de los rehenes en su poder, el canadiense Robert Hall.

«No puedo hacerlo de inmediato», aseveró Duterte durante un encuentro con empresarios en la ciudad de Davao, donde fue alcalde. «Sin embargo, habrá un ajuste de cuentas. Y cuando esto ocurra: solo voy a decir: “claudicad de forma incondicional, liberad a todos los prisioneros o lucharemos”», añadió.

Las amenazas de Duterte, quien asumirá la Presidencia el próximo día 30, se producen de forma paralela a la muerte de tres milicianos de Abu Sayyaf en los enfrentamientos con el Ejército en la provincia de Sulu, según anunció este miércoles la comandancia militar.

Abu Sayyaf fue creada en 1991 como una escisión del Frente Moro de Liberación Nacional. Su fundador, Abdurajak Abubakar Janjalani, era un clérigo que luchó en Afganistán, donde (asegura) conoció a Osama Bin Laden y sintió la llamada a una yihad global.

Desde su nacimiento, hace ahora un cuarto de siglo, el grupo ha sufrido una notable vuelta de tuerca interna, con numerosas muertes en su liderazgo. Entre las principales obras de su legado de terror se encuentra el atentado con explosivos contra un ferry en la bahía de Manila en febrero de 2004, donde al menos 116 personas perdieron la vida.

Ya en julio de 2014, su líder, Isnilon Totoni Hapilon, juraba lealtad a la red del Estado Islámico.

Ahora, el grupo armado ha convertido la extorsión en su seña de identidad: A finales del pasado mes de abril, John Ridsdel, un turista canadiense raptado siete meses antes por los radicales era ejecutado tras expirar el plazo de sus captores, que exigían 20 millones de euros por su liberación.

Posteriormente, los terroristas emitirían un ultimátum sobre la suerte de tres de los rehenes capturados junto con Ridsdel -el canadiense Robert Hall, el noruego Kjartan Sekkingstad y la filipina Marites Flor.

El primero de ellos sería decapitado el pasado 13 de junio tras expirar el chantaje islamista.

Para paliar la ola de secuestros en la región (tanto los rehenes ejecutados como los todavía cautivos fueron raptados el pasado 21 de septiembre de un complejo hotelero en el sureste del país), los gobiernos de Filipinas, Indonesia y Malasia acordaban a comienzos de esta semana la creación de patrullas marítimas y aéreas conjuntas. La oficialidad del acuerdo, no obstante, según el secretario de Defensa filipino, Voltaire Gazmin, quedará pendiente de la inauguración de la nueva Administración Duterte.

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